Hay una anécdota curiosa, que ya recogí en el prólogo que escribí hace unos años para el catálogo ‘Jerez y el Quijote. La Colección Municipal’, editado en 2005 con motivo del cuarto centenario de la edición del Quijote que se conmemoraba ese año. En dicho prólogo escribía en relación al acto de inauguración de la Biblioteca Municipal de Jerez en 1873: “…nadie cayó en la cuenta que entre los libros que atestaban las estanterías no existía ningún ejemplar del Quijote”. Por supuesto la mencionada biblioteca, tras aquel “olvido”, ha recuperado el tiempo perdido y hoy tiene, como es sabido, una de las mejores colecciones de ediciones del Quijote de Andalucía. Sin embargo, no llegué a comentar en dicho prólogo otra curiosidad que relaciona la biblioteca Municipal de Jerez con Cervantes, ¿o mejor debiéramos decir con Adolfo de Castro (en la imagen)? Me explico. Es cierto que aquel lejano 23 de abril de 1873 no había ningún Quijote en los estantes de esta biblioteca, incluso podemos afirmar que hasta después de 1876 no se contaría con un ejemplar, puesto que en el primer catálogo de los fondos de la Biblioteca, que fue publicado en 1876, no aparece ningún Quijote aunque sí el Buscapié en edición de 1848.

Como sabemos, desde finales del siglo XVIII corría el rumor entre eruditos, que Cervantes había escrito un opúsculo en defensa de su Quijote, y que se titulaba ‘El Buscapié’. En 1848, coincidiendo con el tercer centenario del escritor, un joven Adolfo de Castro declara haber encontrado dicho opúsculo, aunque sin dar excesivos detalles sobre el asunto. Pronto, Bartolomé José Gallardo señalaría que aquello era un engaño, una broma cuya autoría se la atribuía al hoy considerado gran historiador y cervantista Adolfo de Castro, que por cierto había escrito por entonces una aceptable ‘Historia de Jerez’ (1845). Aquella broma de Castro tuvo tanto éxito que algunas ediciones del Quijote posteriores a 1848, como la que también se puede encontrar en los fondos de la biblioteca jerezana de 1875 editada en Barcelona por Gaspar Editores, no dudaron en incluir el Buscapié como obra de Cervantes y anotaciones de Castro. En fin, alguien pareció pensar aquel día 23 de abril de 1873, en el acto de inauguración de la biblioteca Municipal de Jerez, que si no se tenía a mano ningún Quijote, bien valía aquel Buscapié editado en 1848 “encontrado” por Adolfo de Castro. Buscapié que aún se conserva en la biblioteca jerezana como testigo de su larga historia, y del que solo existen cinco ejemplares, uno de ellos también en la Biblioteca Provincial de Cádiz.