Por montera

Mariló Montero

Caca de lux

28 de marzo 2009 - 01:00

EL futuro está en el Tercer Mundo. Quizás porque antes de que el primer mundo pudiera salvar a los más necesitados éstos han construido una forma de vida a la que, ahora, la crisis nos aboca. Lo digo porque esta semana, mientras una periodista realizaba el resumen de prensa por la radio, a ésta le entró la risa cuando resumía una iniciativa de no sé qué empresa gallega que utilizará las heces para generar energía. Y con dicho sistema, el ahorro. A la joven le costó terminar de contar la noticia, pues le resultaba muy graciosa: usar deposiciones con las que generar gas metano que pondrá en funcionamiento estufas, calefacciones o cualquier tipo de equipamiento que pueda funcionar con gas natural.

Se trata de una práctica emergente en los países desarrollados. En la ciudad de San Francisco, en EEUU, se está considerando la transformación de los excrementos caninos en metano con el que calentar las casas, cocinar y generar electricidad. Presumen de ser pioneros mundiales en deshacerse, de manera amistosa con el medioambiente, de las deyecciones de animales, lo que supone el 4% de los residuos residenciales de aquella ciudad, y evitar, de paso, un problema en los vertederos. Otra propuesta similar es la de acabar con el problema medioambiental de las evacuaciones de los pollos. Abener Energía S.A, del grupo Abengoa, ha creado en Escocia la primera central eléctrica del mundo que utiliza la tecnología de lecho fluido a partir de la combustión de las heces de pollos de engorde. Y la tercera iniciativa llamativa es la de la NASA que, como no sabe qué hacer con los desperdicios orgánicos sólidos, heces en su mayoría, estudia crear una sala muy sofisticada para que las bacterias de las deposiciones se pongan a trabajar y expelan potenciales recursos que los astronautas necesitarían, como agua potable, fertilizantes o, una vez más, electricidad.

Resulta inevitable pensar en la cantidad de complicaciones a las que nos sometemos los del primer mundo para querer vivir como los del tercero. En cientos de sitios, como África o Camboya, he visto y he asumido como una práctica normal que las deyecciones humanas de las viviendas, hospitales y demás, sirven para generar esta electricidad que ahora nosotros buscamos como el maná. En una aldea de Camboya, en uno de esos lugares perdidos del único mundo, visité un pequeño centro de salud que contaba, en una zona apartada, con pozos a ras de suelo de los que salían dos tuberías precarias que terminaban en un depósito cerrado con cinco cables. Allí se almacenaban las heces que utilizaban para que todo el centro médico tuviera la red eléctrica necesaria para simular un hospital del primer mundo. Y de eso nos reímos aquí con sólo mencionar esa palabra. La caca que para ellos es un lujo para nosotros es un lujo de caca.

stats