Cree el mal pensado que el apagón sindical de Canal Sur se debe a que ya no están en la Junta los suyos. Y es sabido que la sabiduría popular une pensar mal y acertar. Da la impresión de que la caseta de feria, guardería, residencia, teleclub de pueblo y Nodo propagandístico -todo a la vez- del PSOE-A que ha sido Canal Sur desde su creación hasta que la Junta cambió de color político sigue siendo fiel a la voz de su amo. El amo ha cambiado y una parte de la programación ha pasado de cateta a cursi (porque cuando el cateto se pone fino se le dispara el dedo chico). Pero quien hace poco más de un año sólo gruñía (y poco) al amo con aquella reivindicación de "Recuperar la nuestra", ahora le muerde con apagones. Que se dan después de que se informara de que la casi totalidad de las demandas han sido aceptadas. Así que apagón al canto bajo el lema tuitero "Otra RTVA es posible. Comienza la jornada de huelga en Canal Sur. #DefenderLaNuestra, #OtraRTVAesPosible, #Inversiones, #PlanDeEmpleo, #CentrosTerritoriales. Los trabajadores piden una solución a los problemas que arrastra nuestra radiotelevisión pública. Gracias a todos por el apoyo".

Que otra RTVA -en lo que se refiere a la televisión, porque la radio es otra cosa más digna- es posible lo sabemos desde los cutres tiempos iniciales de la cadena pública que el próximo día 28 cumplirá 31 años sembrados desde el principio de broncas y algún que otro escándalo. Con una imparable caída de audiencia, actualmente en el entorno del 7%. Pero no es la audiencia lo que más debe preocupar en un medio público, sino la calidad. Para concentrar audiencias ya está Mediaset con sus islas de tentaciones, supervivencias y antropofagia entre colaboradores. Lo público existe para garantizar la objetividad informativa y la calidad en el degradado universo audiovisual de la competencia a la baja. Y de objetividad y calidad nunca ha andado sobrada la televisión andaluza, que cae en espectadores sin la satisfacción del deber cumplido.

Escribía ayer el compañero Francisco Andrés Gallardo: "Los mismos que han llevado al precipicio a la RTVA son los que están ahora dando la matraca de la dignidad sobre una cadena de televisión que cada vez despierta más dudas sobre su utilidad pública y su destino". Tantas, cabe añadir en lo que a su utilidad pública se refiere, que a estas alturas han dejado de ser dudas para convertirse en certezas.