Alto y claro
José Antonio Carrizosa
El desencanto
LO venimos observando en los últimos años y mucho más lo podremos ver de aquí en adelante. El fútbol profesional de primer nivel ha creado su propia burbuja inflacionaria que está muy próxima a explotar. Una burbuja que le viene a las mil maravillas a los tiburones, que siempre están dispuestos a comerse a los peces más chicos. Los llamados clubes estados (Manchester City, PSG, o ahora el Newcastle) no van a tener inconveniente en utilizar las reglas del capitalismo extremo para seguir dinamitando el fútbol. Esto es, pagar más o muchísimo más por un activo (un jugador), incluso por encima del precio de mercado.
Esto en los últimos años ha obligado a los peces medianos económicamente hablando a seguir esa misma regla, de tal forma que la bola ha ido creciendo y creciendo y los clubes están llegando a un punto de no retorno, es decir, a punto de reventarse la burbuja y reconocerse insolventes. Miremos el Barcelona, lleva todo el año pasado intentando rebajar los contratos de los jugadores. Lo último ha sido vender un 10 por ciento de sus derechos televisivos de los próximos 25 años. A esto le tiene que sumar la venta de otro porcentaje del merchandising. Todo para poder fichar esta temporada e intentar estar a la altura del resto de los grandes. El Atlético de Madrid en cambio se está frenando y adaptándose a su circunstancia económica. La cuestión es que el Barcelona no tiene garantizado ningún título a pesar de hipotecarse hasta las cejas. En vez de mimar esa Masía de oro, dar tiempo a los Pedri, Nico, Ansufati, Gavi y compañía para que crezcan se ha empeñado seguir los pasos de los tiburones. Cuando esto estalle, que va a estallar, veremos que solar dejan los dirigentes de estos clubes.
En el imperio del capitalismo, nos llevan muchos años enseñando como se hace esto, pero no hemos decidido aprender. Entre otras cosas porque nunca ha interesado a nivel doméstico, es decir en nuestra propia liga. Aquí Barcelona y Madrid más o menos se comportan también como los tiburones europeos. Solo hay que ver el reparto económico de la Supercopa de España que se juega en Arabia Saudí. Ni méritos deportivos, ni nada que se le parezca, Madrid y Barça se reparten la parte gorda del pastel y las migajas para el resto.
Como decía, solo con mirar las grandes ligas profesionales americanas te das cuenta de que el negocio y la tarta es de todos. De todos los propietarios por igual y los jugadores. Los jugadores buenos cobran más, pero los mínimos que cobran los jugadores de relleno por así denominarlos son mucho más que lo que cobra un jugador en Europa. Ellos son conscientes que o son todos tiburones o al final se acaba hundiendo el negocio.
En el fútbol europeo, siempre estamos esperando un millonario que llegue a tu pueblo, se haga propietario del club y lo ascienda a los altares, aunque la mayoría de las veces suelen terminar purgando sus culpas en el infierno. No olvidemos que cuando estallan las burbujas solo se rescatan bancos, el resto desahuciado.
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