La Crestería

Manuel Sotelino

Carteles cofrades

Se ha escrito tanto sobre los carteles de la Semana Santa que poco más habría que añadir sobre el asunto. Que si fotografía o si pintura. Que si la Unión de Hermandades edita el oficial y, a partir de ahí, hasta los aficionados a la petanca de un club social pueden llevar a cabo la presentación de un cartel cofrade si en sus filas hay miembros a los que le gusten los pasos o se aficionen a las cornetas.

Carteles los hay para todos los gustos. Muchos de gran elegancia y categoría y algunos que bien podrían decorar las vitrinas del olvido. Para echarlos.

Rostros de imágenes, nazarenos, cortejos, pasos, bandas de música, detalles o cuerpos de acólitos. Todo vale para sacar un buen cartel. Javier Romero Díaz, fotógrafo y gran cartelista de la escuela de don Diego Romero Fabiere, sabe de esto un rato.

Pero la pregunta clave es la siguiente: ¿dónde se puede ver tanta cartelería? Cada vez es más raro ver un comercio con un cartel, ni tan siquiera el oficial. Vas a la presentación de uno y como no lo pilles en el momento, te quedas sin él porque después no se ve en las puertas, en los bares o en las ventanas de una oficina.

El asunto de los carteles es como Charlie el de la serie que tenía tres bellas ángeles alrededor. Existía el personaje pero nadie lo veía. No estaría de más que la presentación de un cartel estuviera unida a la promoción del mismo. Y digo esto porque te pegas un paseo por la calle Larga y si ves un cartel en un escaparate te llevas premio de la asociación de comerciantes. O no te sale gratis tener el coche en el parking. Que venga de nuevo el Maypa con sus carteles en Cuaresma. Aquellos sí que eran tiempos en los siempre había un hueco para colocar un cartel y de camino jalarte un buen pincho de tortilla con una copita de fino bien fresquita. Por supuesto, con mayonesa.

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