Yo te digo mi verdad

Comunismo o qué

Ya quisieran muchos falsos adalides de la Constitución en nuestro país tener el currículum democrático de tantos comunistas

No es nuevo, es más es algo muy viejo, con olor a carne rancia, pero por increíble que parezca sigue funcionando en muchos ámbitos. Ya lo utilizó el infame y famoso senador estadounidense Joseph McCarthy, que azotó durante más de una década a su país con el pedestre mecanismo de acusar de comunista a todas las personas que habían tenido la osadía de ejercer el pensamiento o la acción crítica. Tuvo éxito durante demasiado tiempo, y arruinó la vida a miles de norteamericanos en todos los campos de la sociedad, a muchos de manera irremediable, con sus acusaciones nunca probadas de activismo antiestadounidense.

No soy un estudioso de esa época, pero creo que ni siquiera el alcohólico político americano habría tenido el 'delirium' de acusar de peligroso activista antipatriota a quien apoyara la ganadería tradicional extensiva y combatiera las masificadas macrogranjas. Pues el Partido Popular, con su líder Pablo Casado a la cabeza, se ha atrevido a difundir este eslogan delirante, a raíz de la desorbitada, manipulada e hiperbólica polémica del mes: "Más ganadería, menos comunismo", como el que resta peras de jamones, algo que ya nos enseñaron desde chicos que no se puede hacer. Podrían haber elegido "más ganadería, menos fascismo" o "menos racismo" o, ya puestos, "más ganadería, menos reggaetón", por seguir en el nivel barra de bar de madrugada que ha adquirido cierta política española.

Y otra cosa: lo del comunismo en España. Siendo francos, o mucho mejor dicho justos, ya quisieran muchos falsos adalides de la Constitución en nuestro país tener el currículum democrático de tantos comunistas sufridores de penas sin fin, represalias, cárcel e incluso la muerte por ser reales luchadores contra la dictadura franquista mientras una buena parte de la sociedad (no me atrevería a decir que la mayoría) estaba paralizada o callada, bien por el miedo, bien por el conformismo o bien por los beneficios que obtenía del régimen. Ahora (así es la desmemoria histórica), muchos que elogian justamente el mérito de los políticos de pasado franquista que abrazaron la democracia, empezando por Suárez, utilizan como el peor insulto un adjetivo para no tener que defender lo suyo con ideas. Harían mejor en no tratarnos a todos como ganado de un rebaño desmemoriado y sin razonamiento.

La gente española no se merece que los debates se limiten a un lanzamiento mutuo de venablos en el que el principal herido siempre, siempre, resulta ser el pueblo. Más ganadería, dicen, y menos populismo añado.

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