Tierra de nadie

Alberto Núñez / Seoane

Consejos vendo que para mi no tengo

07 de marzo 2011 - 01:00

Es sólo un ejemplo pero, a mi modo de ver, muy significativo. Significativo porque, como cualquier ejemplo -"caso o hecho sucedido en otro tiempo, que se propone, o bien para que se imite y siga, si es bueno y honesto, o para que se evite si es malo" según el diccionario- sirve como modelo a imitar o a rechazar, y este que les voy a comentar, dice mucho de quien lo ha protagonizado.

En pleno desastre económico y social, con la posibilidad de una próxima, muy delicada situación en lo que a suministro energético se refiere, gracias -otra vez- a una falta de previsión y de perspectiva por parte del Gobierno, del todo esperpéntica; con la absurda ridiculez -otra más porque, entre otras cosas, donde más gasolina se consume es circulando por la ciudad- de la limitación de velocidad en autovías a 110 km/h para ahorrarnos, supuestamente, unos cuantos -pocos- barriles de petróleo; nuestro sin par presidente de Gobierno hace lo que les voy a contar.

Como saben, se encontraba de visita en los Emiratos Árabes para terminar en Túnez. Pues bien, en lugar de pasar la última noche en uno de los países árabes visitados y continuar después rumbo a Túnez, lo lógico puesto que Túnez está entre la península arábiga y España, Zapatero, según informa Libertad Digital, decidió regresar a nuestro país a pasar la noche y volar luego a Túnez.

Esta irracional y caprichosa mamarrachada ha supuesto un recorrido extra de unos 2.500 kilómetros y un gasto añadido de combustible de unos 20.000 euros, ¿cómo se les queda el cuerpo?

Lo más grave, lo gravísimo, no es el bochornoso y alucinante hecho en sí, lo trágico es que el hecho, denota la actitud, si no la personalidad, de quien lo hizo.

El presidente del Gobierno representa -debería- a todos los españoles, como tal, entre sus insoslayables obligaciones está la de mantener, en todo momento y circunstancia -si no es capaz, que no hubiese venido o, de haberlo hecho, que se vaya- un comportamiento digno y ejemplar. Todo lo que una persona, en un puesto como el suyo, dice o hace, se mira con lupa por los ciudadanos a través de los medios de comunicación. No se puede despilfarrar, cuando se exige ahorro; no se puede derrochar, cuando se pide contención; no se puede dilapidar, cuando se pide prudencia. ¿Dónde queda la autoridad moral que su cargo exige y necesita, cuando pide lo que no hace, hace lo que no dice y dice lo que no hace?, ¿dónde?... pues un poco por debajo de las alcantarillas.

Yo no sé si este hombre es como parece que es, o es que, por pura necedad, hace parecer que lo es. Me cuesta trabajo creer que alguien que ha llegado a su posición, pueda carecer de las mínimas "luces" necesarias para no cometer las patochadas que tan a menudo comete, eso, o es que es un cínico integral que "pasa" de todo y se la traemos todos absolutamente al pairo.

¿Cómo se puede cometer semejante desfachatez? ¿Cómo puede pensar que va a poder engañarnos a todos, siempre? Puede que consiga burlar a algunos por mucho tiempo, o a todos por algún tiempo, pero ¿todos comulgando con las ruedas de molino que nos quiere hacer tragar un día detrás del otro?... ¡como que no!

La actitud de cada cual, las pautas que vamos marcando a lo largo de nuestras actuaciones en la vida; es lo que nos define ante los demás: "obras son amores, que no buenas razones". Si, a más inri, nos referimos a un personaje con responsabilidades públicas, la contundencia de mi aseveración, creo que no admite discusión alguna.

Por desgracia, lo hoy comentado no se trata de un hecho aislado, lo que podría dar lugar a considerarlo una excepción; muy al contrario, la inconsecuencia de las actuaciones de "nuestro" presidente respecto a sus predicandos, es el pan nuestro de cada día. La frustración que este comportamiento provoca en los ciudadanos, sumidos en un mar de fundadas desesperanzas, sólo puede dar lugar a un descalabro de todo lo que representa Zapatero. Así sea.

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