La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La Constitución no se reformará

Independentistas y Podemos exigen un proceso de ruptura constitucional, que PP, PSOE y C's nunca van a aceptar

Cada año que cumple la vigente Constitución española crece el número de españoles que quieren que deje de estar vigente. Bueno, que parece que quieren, porque a la hora de la verdad los partidarios de la reforma constitucional son tan distintos y distantes que resulta imposible pasar del debate y la especulación a la apertura real de un proceso reformador.

Mi tesis es que la reforma no va a abordarse a corto plazo, aunque se cree una subcomisión parlamentaria al respecto... porque no existen condiciones para acometerla. Si se intenta la reforma de la Carta Magna para contentar a independentistas y Podemos, ya se puede afirmar que eso no va a funcionar. Los soberanistas catalanes y los podemitas sólo aceptarían un nuevo proceso constituyente que reconociese el derecho a decidir de algunos territorios de España (y también la república, en el caso de Podemos). Ahora bien, ni PP, ni PSOE ni Ciudadanos admitirán tocar los artículos 1 y 2 de la actual Constitución, esos que dicen que la soberanía nacional reside en el pueblo español, habla de la indisoluble unidad de la nación española y establece la monarquía parlamentaria como forma política del Estado español.

De modo que como instrumento para abortar el desafío de los nacionalistas insolidarios y encauzar las energías del populismo la reforma constitucional no va a servir. ¿Y si se hace para adaptarla a la España del siglo XXI, actualizarla y resolver lagunas y obsolescencias (sucesión de la Corona, Senado, singularidades autonómicas...)? Es conveniente, aunque no imprescindible. Ahora bien, una revisión de estas características adolecería de un mal inaceptable: va a tener en contra a la cuarta parte de los diputados del Congreso. Es decir, va a concitar un consenso menor que el que abrigó a la Constitución de 1978. Y supone un pésimo negocio colectivo cambiar una Constitución por otra que tenga un respaldo inferior de las fuerzas políticas.

Además, existe la seguridad de que el grupo parlamentario de Podemos utilizará la capacidad legal de que dispone para provocar un referéndum sobre cualquier reforma que se plantee, referéndum que, como casi todos, cargará el diablo y que Pablo Iglesias querría transformar en un plebiscito contra el llamado Régimen del 78. El régimen que nació del mejor éxito colectivo de los españoles durante siglos y que ha proporcionado el periodo más próspero y libre de España, también en siglos (o desde siempre).

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