La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Corbatas y nudismo energético

Sus señorías ocupando sus escaños en bolas para reducir al mínimo el gasto energético sería un ejemplo

Desde Japón llegó en 2005, vía Miguel Sebastián, lo de quitarse la corbata para ahorrar energía. La cosa tenía su lógica. A menos ropa, más fresquito. A más fresquito, menos aire acondicionado. A menos aire acondicionado, menor gasto energético. Se trata de algo seguramente cierto, porque en cuanto a ingenio para lo práctico nadie supera a los nipones, pero también un punto desconcertante en la medida en que en todos los hogares españoles que tengan aire acondicionado hay ciudadanos con los más diversos atuendos -desde el clasicismo neorrealista de la camiseta de tirantes y los calzoncillos slip blancos a los pantalones piratas y la camiseta del equipo de sus amores pasando por todo lo que de cómodo y fresco se encuentre- menos con corbata. Y pese a la general ausencia de esta prenda los aires acondicionados zumban que da gusto.

Pero hay que insistir en que la cosa tiene su lógica. Eso sí, llevada a su extremo radicalizaría el discurso de Sánchez. Si ayer dijo que su comparecencia sin corbata "significa que podemos todos también ahorrar desde el punto de vista energético" y que ha "pedido a los ministros y ministras y a todos los responsables públicos que cuando no sea necesario no utilicen la corbata porque así también estaremos haciendo frente al ahorro energético que tan necesario", la lógica radical del ahorro energético podría llevar al nudismo parlamentario y funcionarial.

Sus señorías ocupando sus escaños en bolas para reducir al mínimo el gasto energético sería un ejemplo de alcance mundial además de una apuesta por la abolición de los tabúes sociales, ya sean burgueses o religiosos, que condenan el cuerpo y tienen además el mal gusto represor de llamar a los órganos genitales "las vergüenzas". Hasta la Real Academia, que como es bien sabido es heteropatriarcal y machista, recoge como octava acepción de vergüenza: "Partes externas de los órganos humanos de la generación". De un plumazo se lograría así el no va más de lo progresista: el ahorro radical de energía y el triunfo de los manifiestos naturistas que en los años 80 crearon en Galicia uno de sus más simpáticos eslóganes: "Tetiñas Free".

No deberá tomarse como un retroceso en esta política progresista, sólo como un paréntesis, que en invierno, para ahorrar calefacción, sus señorías vayan como pelotas de trapo y hasta con gorras de orejeras renunciando al nudismo energético.

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