A contraluz

Manuel Pareja

Democracia real ya

09 de junio 2014 - 01:00

LA izquierda más a la izquierda en este país tiene un concepto muy particular de la democracia. Ésta consiste fundamentalmente en que ellos son la voz del pueblo, y esta voz es infalible, inapelable. Ellos son la gente de la calle, los llamados a ejercer el poder, a gestionar los resortes del Estado para que de una vez por todas, el pueblo sencillo se imponga a los intereses del capital. Llegado el caso, este principio es superior a la voz de las urnas, por eso ven con agrado las "democracias populares" de Venezuela, Bolivia y Cuba. La legitimación no está primariamente en un hombre, un voto, sino en una concepción particular de clase: valía más la voz de un trabajador, que la de un burgués. Hoy, para esa izquierda vale más la voz de los que llenan la Puerta del Sol o son muy activos en las redes sociales con la causa, que la voz representada en las Cortes. La democracia o es liberal, o es menos democracia. Y la soberanía nacional reside en el Pueblo, sí, pero no en la que se concentra en la Castellana, en el Can Víes o destroza Gamonal, sino la que está representada en las Cortes españolas. Esa es la única que tiene el monopolio de la representación; y si no les gusta, que la cambien con las urnas. La democracia participativa está muy bien, pero no puede ser un sustitutivo de la democracia representativa. Esto podrían enseñarlo en educación para la ciudadanía. Eso sí sería educación pública de calidad. La protesta, el pásalo, la indignación y sus equivalentes en movimientos sociales, el 15-M, Podemos, etc… son válidas como válvula de expresión social, pero no pueden erigirse en garantes de la democracia, porque para ellos la democracia real es la popular, no la representativa. Su "Democracia real ya", es la más mentirosa de las democracias posibles. Y su símbolo tótem, la bandera tricolor republicana.

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