Voy a ser desagradable pero sólo por epatar al burgués. No sé es cosa mía, quizá una rabieta de ésas sobrevenidas por el crónico paso, pero nuestra sociedad se ha conservadurizado mucho. Observa uno maneras que criticó otrora a nuestros ascendientes, observa uno creencias, ideas, conceptos y costumbres que supuestamente debían haber periclitado con el avance de la educación y la democracia... pero no.

Un paseo por las puertas de unos juzgados muestra a unas señoras y señores que parecen haber salido más de un desfile de moda que de un debate sobre el humanismo de Francisco de Vitoria, y si, avispado, acerca uno el oído a sus conversaciones: peor lo pintan, no digamos si ponemos la antena en cómo tratan al otro sector de esas puertas: los delincuentes, también cortados casi todos por un mismo patrón, displicencia, desprecio y provecho, nada más, allá y acá.

Hay una parte de la juventud que cuando habla resucitan los gatos de la abuela, no sé si es la falta de capacidad con 13 años para distinguir vocales de consonantes, me comentaba un amigo, o la incapacidad de un grupo bilingüe para pedir permiso en inglés para dormir, tras seis años de Primaria y uno de Secundaria (lo comprobé yo), pero expresan ideas de padres de los 70, sólo que enchufados al "fuckin'" móvil y creyéndose el (su) futuro.

Felicidad dé en Navidad y tenga usté un prosperísimo año renovado, observe la cultura (sic) de los bares y el turismo, el gran triunfo del gin-tonic especiado o el crujiente de pellejitos que antes habríamos tirado a la basura y ahora, lanzado al plato formando un Miró, lo llaman Arte, conocido también como cocinería, ahora hay que estudiar la técnica cisoria para cortar un lomito...

Yo nunca entendí qué es eso del tiempo libre, nunca lo he tenido, siempre estoy activo o descansando (poco), pero ahora más bien parece ser una aspiración encaminada a la bebida, la comida, el humear de los cigarritos divertidos, esquinas ocultas de psicotropos más elevados, y la visita a los lugares que la promoción turística consigue que conozcamos y queramos ver.

Ya, ya, abuelo cebolleta total en este artículo... que cada cual haga lo que le salga de su alma, por supuesto, pero estar un pelín más fresca o formarse un poco más dándole al caletre tampoco es malo, porque no olvide que este modo de vida requiere una estructura: gente que ponga los cubatas, cocineros, "kelis", gente que limpie las calles al amanecer después de la batalla, etc., y también genera bolsas de de población excluidas de estas prácticas, es un nuevo clasismo sin clase, porque esto no requiere ser rico... quizá sí poco reflexivo.

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