La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Diego Velázquez- San Pablo

Si el propósito no es quitar de en medio al de Tarso, el aeropuerto de Sevilla debería ser Diego Velázquez-San Pablo

El grupo parlamentario Por Andalucía propuso el mes pasado en el Congreso de los Diputados que el aeropuerto de San Pablo en Sevilla pase a llamarse Blas Infante, lo que ya había sido solicitado hace tres años por Más País-Equo en el Parlamento de Andalucía. Esto ni fue ni irá a ningún sitio. Ahora el grupo municipal socialista va a proponer en el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla que se inste al Ministerio de Transportes para que pase a llamarse Diego Velázquez y así, según ha explicado el concejal responsable del Área de Economía, Comercio y Turismo, se una la imagen de Velázquez con su ciudad natal. "Todas las grandes ciudades -ha dicho- ligan sus principales infraestructuras a grandes personajes de su historia y Sevilla quiere seguir esta estela con Diego Velázquez para reforzar las señas de identidad de nuestra ciudad y nuestra imagen en el mundo".

Puede valer, aunque no sé qué tiene de malo el nombre del de Tarso que se corresponde con el del terreno en el que se ubicó el aeropuerto hace un siglo. Y no es del todo cierto que los aeropuertos liguen siempre sus nombres a grandes personajes. Lo es en los casos -por citar solo los mayores- del De Gaulle de París, el Leonardo da Vinci de Roma, el Aleksander Pushkin de Moscú, el Adolfo Suárez de Madrid o el Josep Tarradellas de Barcelona (y hay que hacer notar que en todos los casos los nuevos nombres se unieron a los anteriores de sus localizaciones en Fiumicino, Roissy, Sheremetyevo, Barajas y El Prat).

Hay que añadir que si el nuestro toma su nombre del cortijo de San Pablo sobre cuyos terrenos se construyó, el más importante de Londres se llama Heathrow por hacerlo en los terrenos de Heath Row, el de Ámsterdam por el pueblo de Schiphol, el de Fráncfort se llama de Fráncfort del Meno y el más grande y moderno de Estambul, tras los de Atatürk y Göçen, bautizados así en honor del fundador y primer presidente de la República de Turquía y de la primera mujer piloto de combate turca, se llama simplemente Aeropuerto de Estambul.

Nada que objetar al cambio de nombre, salvo que se haga para quitar de en medio al apóstol de los gentiles. Si no es así y se quiere seguir el ejemplo de otras ciudades, no se olvide que unieron los nuevos nombres de los "grandes personajes" (más vinculados, por cierto, a sus naciones que a las ciudades) a los anteriores, por lo que el nuestro debería llamarse Diego Velázquez-San Pablo.

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