Vamos a dejarnos de pamplinas porque estamos peor que nunca. Acostumbrarnos a estas cifras de medía de fallecimientos por Covid-19 en España es un auténtico síntoma de desorientación. Bien por el cúmulo de cansancio y saturación que estamos sufriendo, bien por la campaña de constante suministro de somníferos que nos inyecta el desgobierno de Pedro Sánchez y el agónico Coletas. Este tipejo que tiene bien tocada su 'neurona' y que se dedica todo el día a darnos 'puñaladas' por la espalda.

¿Dónde está el presidente del Gobierno? No está. No da la cara, mira para otro lado. Ni para remediar la dramática situación que sufrimos en España ni para defendernos de los ataques y desprecios permanentes a los que nos somete su socio. Las tragaderas de Sánchez no son muestras de talante y temple, es auténtico desprecio. Quien calla otorga y el vicepresidente del Gobierno -a quien le pagamos una vida de lujo y hasta la niñera- maldice a España una tras otra y nada, ahí sigue. Ese que levantó la bandera para defender a los más débiles pero en realidad ha sido para hacerse rico. Ése que ha demostrado que “los de derechas son unos tiesos” comparados con él. Todo el día nos están distrayendo para quitarnos la mirada de la espeluznante cifra diaria de muertes.

Para que veamos normal algo que es una auténtica tragedia que está destrozando a miles de familias mientras ellos se reparten las cartas para ganar la partida política y personal. Detrás de cada fallecido hay una familia y en esta pandemia han fallecido varios en una misma familia al mismo tiempo. Además ni han podido ir a despedirlos.

Mientras tanto seguimos un plan que desconocemos. Un baile de cifras y estadísticas que sólo pretenden ganar tiempo, vacuna incluida. Consuelo de los números que hacen los políticos orientados a minimizar el impacto negativo contra su imagen. Más preocupados en como afectará a los votos que a minimizar la incidencia de la enfermedad.

Cualquiera que haya pasado el procedimiento que tiene establecido Salud para identificar y controlar contagios habrá visto el descontrol que hay. En Jerez, con una cifra de contagios que baja, no se sabe si por la buena gestión o por ralentizar y obstaculizar la agilidad para detectar contagiados, pero la cifra de muertos no hay quien la manipule. Desgraciadamente sigue siendo espeluznante: 73 muertos desde el día 1 de enero en Jerez. Una cifra a la que no debemos acostumbrarnos de ninguna de las maneras. Una cifra, al menos de control de contagiados , que en parte responde a que es imposible en muchos centros de salud de la ciudad, que atiendan el teléfono para comunicar síntomas ante un posible caso de contagio y hacerse la prueba de antígenos o PCR.

Pasan semanas y el posible contagiado no es atendido. Si no es porque se agravan los síntomas y necesitara atención médica urgente, ese posible contagiado asintomático o con síntomas leves está suelto andando y contagiando a su alrededor. Si tiene suerte le hacen la PCR. Si da positivo , resulta que ya ha estado repartiendo el bicho por donde haya ido. Después de haber dado positivo y habiendo pasado la cuarentena ya puedes irte a la calle sin hacerte una nueva PCR para confirmar el negativo, a no ser que seas de los grupos de cuerpos de seguridad ,sanitarios y otros.

A veces da la sensación que los centros de salud reciben ordenes políticas para intentar hacer las menos pruebas posibles o ‘marear la perdiz’. Manejan cifras, juegan con nosotros Junta incluida. 500 muertos de media al día en España y 73 desde enero en Jerez no es nada normal. Debemos protegernos y nunca acostumbrarnos a estas cifras por mucho que nos distraigan y vaya ud condió.

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