El gobierno central tendrá que responder algunas preguntas. La crítica -y la autocrítica- van en el sueldo; pero la derecha más "trabucaire"(*) va mucho más allá y, con la necesaria amplificación mediática y coordinación argumental sorprendente, han convertido al gobierno de España en un muñeco del Pim-Pam-Pum, sin mirar sus gobiernos autonómicos claro. Un poco de equilibrio siempre viene bien.

Se llega a poner en cuestión la legitimidad del gobierno y la presencia en él y en algunos de sus órganos (CNI) de Unidas Podemos, olvidando que se trata de un partido democrático en un gobierno democrático surgido de las urnas. ¿Molesta ya la democracia? También se cuestiona el formato de coalición, cuando "los suyos" gobiernan así muchos ayuntamientos y autonomías y con las lógicas tensiones, publicadas o no. Además, a modo goebbeliano, se machaca con el sambenito de gobierno incompetente ¿Qué decir entonces de Trump, Boris Johnson, Bolsonaro, los gobiernos belga y sueco…? Se ha llegado a leer que se necesita un gobierno militar o que de ésta solo es capaz de sacarnos el Rey, que está muy preparado. Así auparon a Primo de Rivera padre y a Franco. Se ha llegado a calificar de "presuntos" expertos a los asesores del gobierno (aunque a Simón lo nombró Rajoy). Y se habla de ataque a las libertades y de gulags por el confinamiento, cuando hoy es lo mejor que puede hacerse. Y de que se abandona a los mayores para pagar menos pensiones (se suele ignorar que las residencias son privadas) Y, por pretender dar una renta básica de subsistencia a quien no tiene nada, se ha hablado de dictadura comunista, de Venezuela -cómo no- y de cartillas de racionamiento. ¿Caben más burradas?

Vuelve la España "trabucaire"… En fin.

(*) RAE: Valentón, osado, que lleva trabuco.

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