Hablando en el desierto

Gran aniversario

Los dos grandes iconos de la izquierda de España son Franco y el Che

H style="text-transform:uppercase">OY es un gran día para la izquierda española: se conmemora el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera y la muerte en su cama de Franco. José Antonio queda un poco lejano en apariencia, inventó el fascismo español, católico, socializante e interclasista, y se rodeó de gente joven y guapa. No quería fealdad a su alrededor que no admirara al Doncel de Sigüenza ni asistiera debidamente vestido a las cenas de Carlomagno. Tuvo poco éxito electoral, pero estéticamente no tenía parangón. No hay más que ver las fotos con sus íntimos. Solamente los trajes de Casares Quiroga le hacían competencia. Su fama se la dio Franco cuando se autoproclamó jefe de un partido único con la mezcla de otros partidos minoritarios, que tenían en común con la izquierda su aversión a la democracia. La República fue una democracia sin demócratas. Hoy lo más parecido a las ideas de José Antonio está en la izquierda radical española, paradoja y curiosidad de la Historia, también con gente joven y guapa metida a redentora en lugar de vivir los pocos años que le quedan de juventud.

Franco es un icono, una referencia obligada para la izquierda. Los dos grandes iconos de la izquierda de España son Franco y el Che. Hoy, aniversario de su muerte, se dirán misas clandestinas por su eterno descanso, que no se le niegan a nadie, y la izquierda rencorosa y justiciera podría aprovechar para manifestarse y pedir la exhumación del cadáver. La calle es divertida y manifestarse crea lazos de amistad, es mucho más divertido que elaborar un programa político coherente en el que todos los grupúsculos del radicalismo estén de acuerdo. Un acto necrófilo, solemne y público, con el cadáver de Franco presente, como nueva Inés de Castro, uniría mucho más a esa pretendida izquierda, amante de dictaduras y de ordenarle la vida privada e íntima a los demás. Con el triunfo de Trump en Estados Unidos se animan de nuevo los movimientos políticos extremos en Europa. La existencia de populismos paralelos no es nueva y en lo único que se diferencia es en que, aunque todos se proclamen progresistas, se acusan entre sí de ser de extrema derecha o de extrema izquierda, pero las diferencias de los sistemas políticos que derivan de unos y otros hay que buscarlas con lupa. Franco es probable que no se revalorice porque tenía poco brillo aparente y dirigió una dictadura del siglo XIX; pero el espíritu de José Antonio, aunque no se nombre, puede ponerse de moda de nuevo: era un moderno, de palabra brillante y poética, y miembro de la clase alta, esto último común también a todos los populismos, y todos con una plebe a la que conquistar, porque, a decir de Gómez Dávila, ya no hay clase alta y pueblo, sino plebe rica y plebe pobre, masa amorfa dispuesta a dejarse seducir.

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