La Gran invasión

El fascismo sembrado debe ser contrarrestado con información, con memoria y con solidaridad

El nuevo líder del PP ha escrito en twitter, al más puro estilo Trump y para tomar algo la iniciativa, que "No es posible que haya papeles para todos, ni es sostenible un Estado de bienestar que pueda absorber a los millones de africanos que quieren venir a Europa". Después, y en el mismo mensaje, pide responsabilidad.

Es un ejemplo de cómo manosear el gran miedo cultivado en Europa, el de verse invadida por millones de africanos desesperados, que vendrán a pasarnos a cuchillo como si fuesen turcos de otra época. Ya lo hemos dicho otras veces, el miedo al africano es una mentira que ha calado, que se ha mezclado con la carne, y que costará un mundo eliminarla.

¿Fascismo? A eso me suena esta cruzada pública para que todos los nacidos aquí nos posicionemos, y ¡por sentido común!, contra los que vienen de fuera. Y resulta alarmante comprobar cómo algunos jóvenes líderes políticos se alinean junto a gente tan respetable como Salvini en Italia, o a Le Pen, que está a punto de desbancar en intención de voto a Macron, o a los miembros de Alternativa para Alemania, que ganan adeptos a marchas forzadas. La Europa reinventada tras el holocausto nazi y ejemplo de humanidad afronta horas tristes, amedrentada, y dando la espalda a los valores que la reconstruyeron.

¡Que no nos engañen! las élites que recortan en ayuda al desarrollo, alimentan con su armamento las guerras del mundo y se aprovechan de los recursos de los países del sur, son los ideólogos de los discursos del miedo. No hay millones de africanos a la espera de cruzar el estrecho, en lo que va de año lo han hecho algo más de 23,000 personas; ni existe el repetido "efecto llamada", sólo el efecto expulsión por culpa de las guerras y la miseria; y además, un país que envejece al ritmo del nuestro va a necesitar a muchos más inmigrantes trabajadores para poder pagar nuestras pensiones, está demostrado que los trabajadores extranjeros aportan mucho más de que lo que reciben.

El fascismo sembrado debe ser contrarrestado con información, con memoria y con solidaridad. Es una enfermedad que creíamos erradicada, pero nada más lejos de la realidad. En este mes de agosto, cuando nos sentemos en las terrazas de nuestras playas a charlar quizás debamos caer en la cuenta de que la única invasión que vivimos estos días es la de millones de turistas que vienen a descansar. Y esa sí que es una gran invasión.

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