Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

El Guadiana de Chipiona

Zoido hizo zarpar a Colón de Sevilla, y Pacheco se refería a Rota, Chipiona, El Puerto y Sanlúcar como las playas de Jerez

LUIS Mario Aparcero ha sido un alcalde guadiana, fue regidor de Chipiona en los años noventa con filiación socialista, se le apartó por el caso Sanlúcar, le presentaron dos mociones de censura y logró volver 19 años después para gobernar con una marca propia. Aunque sea guadiana, su obsesión es el Guadalquivir, cuyo ocaso desea localizar frente al faro de Chipiona y no entre Montijo y la Jara, que es donde muere el gran río andaluz. No son nuevas estas excentricidades de los alcaldes. Juan Ignacio Zoido, que lo fue de Sevilla, aseguró que el primer viaje de Colón partió de su ciudad y no de Palos de la Frontera, y Pedro Pacheco, regidor de Jerez, se refería a El Puerto, Rota, Chipiona y Sanlúcar como "las playas de Jerez". El Guadalquivir ya tenía sus líos, porque hay una asociación que solicita que el nacimiento se sitúe en Almería y no en Jaén, en la Sierra de Cazorla. La razón es que el cauce que llega de Almería es más extenso y en sus tiempos debió aportar más agua que el ramal que bajaba de Jaén. El concepto nacimiento es una invención humana, los ríos nacen en cada fuente que haya repartida por la cuenca, aunque hay un criterio aceptado para designar a una de éstas como el origen.

No ocurre lo mismo con la desembocadura. Entre la punta del Malandar y La Jara, entre Huelva y Cádiz, allá por donde el barco del arroz, desemboca el río, no hay duda de su geografía, que es tan compleja que el mando recae sobre el capitán marítimo de Sevilla.

Hay disputas preciosas entre municipios, como la que Chiclana y San Fernando tuvieron por la isla de Sancti Petri, solar donde estuvo el templo de Hércules-Melkart, uno de los más afamados de la Antigüedad. Allí Aníbal juró odio eterno a los romanos y Julio César, mucho después, iría a homenajear la valentía del estratega cartaginés.

Lo curioso de Chipiona es su doble condición gaditano-hispalense, porque es más Sevilla que Cádiz por su población flotante. De Sanlúcar se podría decir algo parecido, pero sería un error. Sanlúcar es Sanlúcar, es la que irradia mariscos, peces y manzanilla río arriba, y mantuvo señorío propio hasta 1645, cuando el rey se cansó de las veleidades independentistas del duque de Medina Sidonia y su querencia por Portugal.

Poca discusión hay sobre la desembocadura, pero hay que agradecer a Luis Mario Aparcero que nos haya dado un motivo de risa en este final de este verano. El Guadalquivir muere allí donde lo permite la gran barra de arena que parte de Matalascañas y bordea Doñana. Lo mismo si la mueve...

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