PARA los judíos era la fiesta de la recogida del trigo y la cebada, cincuenta días después de la pascua. El lunes de pentecostés es fiesta en Alemania, Austria, Francia, Islandia, Noruega, Países Bajos, entre otros países. Dicen las crónicas cristianas que los seguidores de Jesús estaban reunidos con la puerta atrancada por miedo a la represión. Comprendieron, por fin, y se les quitó el miedo. Hablaron a los habitantes de Jerusalén. Hablaron también la lengua del pueblo y éste los entendía. A partir de ahí llegaron a todos los lugares. Se organizaron para manifestar lo bueno a judíos y no judíos. Hablaban en las plazas y congregaban a las gentes y les seguían. Hoy, la militancia, sea cristiana o política, está profesionalizada en Europa. Los grandes partidos, sindicatos y congregaciones esperan que sus creyentes acudan a sus locales. No hay pentecostés.

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