manuel R. Romero / / Centro De Estudios / Históricos De Andalucía

La Ilustración Regional (1974-1976): Una revista desde Andalucía y para andaluces

DEFIENDO desde hace años en medios académicos vinculados a la Historia de la Comunicación, la existencia de una Transición periodística la cual tiene lugar antes, incluso, de la política tradicionalmente vinculada a la muerte de Franco. La Ley de Prensa de 1966 posibilitó la aparición de numerosas iniciativas empresariales que, al hilo de novedades técnicas, facilitaron la socialización de diferentes discursos a los oficiales que prepararon y posibilitaron en un corto espacio de tiempo, nuevas mentalidades que acercaron la ciudadanía al devenir que representó la llegada de la democracia.

Una de estas revistas fue La Ilustración Regional aparecida desde Sevilla para las ocho provincias, todos los meses y en unos años cruciales para la Historia de España (1974-1976), con la pretensión de ser una cabecera para toda Andalucía y empeñada, mediante la defensa de un incipiente regionalismo, en crear un estado de opinión crítico sobre los graves problemas del momento. Alejada siempre de tópicos y estereotipos imperantes, y aún presentes, así como del manido agravio comparativo con otros territorios del Estado y de torpes enfrentamientos interprovinciales.

Impulsada por un colectivo cercano al Grupo de Estudios del Banco de Urquijo, la cabecera responde al compromiso de una élite burguesa e ilustrada que aspira al reto de socializar determinadas temáticas inéditas hasta esos instantes en el régimen de Franco (derechos civiles y laborales, defensa del medio ambiente, europeismo, fomento de la identidad andaluza, pluralidad religiosa, elecciones libres, restauración monárquica, superación del subdesarrollo social y económico…). Por ello, pagará su osadía ante la censura entre acusaciones de "incitación al separatismo", aún cuando su regionalismo siempre es moderado y sus colaboradores plurales y reconocidos. No obstante, no faltan nombres entre sus promotores y firmas que más tarde alcanzarían responsabilidades políticas en todos los lados del espectro ideológico.

Entre sus casi 350 informaciones referidas a temas gaditanos podemos encontrar comentarios sobre los conflictos y huelgas en el sector de la viticultura en el Marco, la crítica a las instalaciones militares de Rota, San Fernando o el Retín, la voladura de la Residencia Zamacola…, así como publicidad de empresas emergentes entonces desconocidas como El Corte Inglés, acompañando por productos más nuestros como Fino San Patricio o Tío Pepe.

En el escenario monótono y monolítico de los llamados medios de Movimiento, la "Revista de Andalucía", como también se autotituló, aspiraba a ocupar un espacio propio frente a otras semejantes pero con dimensión de Estado. Unas y otras conformaron una opinión pública distanciada de la opinión pública desde las instancias oficiales. La actualidad económica y social, las contradicciones de un sistema que se agotaba, la posibilidades emprendedoras de esta tierra, los nuevos aires y valores culturales, los conflictos laborales y políticos, la censura a otros medios, las cuestiones internacionales…, serían análisis que, con humor y a través de lecturas recomendadas, sensibilizaban a una ciudadanía harta ya de una prensa oficial y de consignas promovidas desde el Movimiento.

Analizar La Ilustración Regional nos permite conocer un periodismo verdaderamente informativo y crítico a su vez, pionero en abordar de forma rigurosa una información sobre Andalucía en su conjunto y para los andaluces. Aspiró a ser una revista de pensamiento que asumió para sí -y casi en solitario- el reto de una concienciación andaluza y democrática a partir de la difusión de noticias, comentarios y valoraciones más próximas a un periodismo de investigación del que hoy escasea esta joven democracia.

Un acercamiento en suma a lo que hemos sido los andaluces y al porqué somos hoy así. Una fotografía imprescindible de un momento vital de nuestra Historia que nos invita a reflexionar sobre el hecho de por qué brotó en esta tierra una sensibilidad regional y autonomista, y no lo hizo en otros territorios del Estado con igual o más grado de subdesarrollo. Una herramienta imprescindible para conocer muchos de los problemas que hemos superado o que aún tenemos pendientes. Tras décadas de inmovilismo nos preparamos así para la democracia y la conquista autonómica que llegará. Sin estos prolegómenos sería imposible la comprensión del futuro inmediato y del salto cualitativo que representó para todos.

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