Mientras escribo este artículo no puedo evitar acordarme de cuando atravesaba con mis padres España de Norte a Sur en busca del calor tras veranos de botas aguas. Recuerdo el momento en el que nos aproximábamos a la capital española sin aire acondicionado en el coche. Era en ese instante cuando comenzaban las discusiones para elegir la ventanilla en la que no diera el sol. La solución, sujetar en ella la chaqueta con la que habíamos amanecido en el Norte y que a partir de Burgos haría de parasol. Afortunadamente, atrás han quedado aquellos años sin aire. Que gran invento. Síntoma de que hemos progresado y que, gracias a ello, se puede rendir más y mejor en los centros de trabajo, evitando además problemas de salud cuando se supera la temperatura máxima, fijada en 27 grados, en la normativa laboral.

La ola de calor del veranillo de San Miguel ha vuelto a abrir el debate sobre la climatización en los colegios, un asunto que la Junta de Andalucía zanjó en junio de 2017 anunciando a bombo y platillo un Plan de Choque que ha resultado del todo insuficiente. En el caso de Jerez se podría decir que fue un auténtico engaño.

Hay quienes se atreven a decir que los niños de ahora son más blandos porque no aguantan el calor como antes. En su defensa, como primer argumento, les recordaría que estamos en el siglo XXI, tiempo en el que se construyen edificios inteligentes con tecnología de última generación mientras vemos como en nuestra comunidad se llega a estudiar a 35 grados e incluso en barracones. No es admisible que en los tiempos actuales un menor sufra mareos, vómitos o dolor de cabeza en un aula por calor.

Como segundo argumento, les invitaría a leer los informes, entre ellos uno de la OCDE, en los que se concluye que las temperaturas elevadas suelen ir acompañadas de un peor rendimiento. ¿Se imaginan a estudiantes jugándoselo todo en los exámenes de junio, como ocurrió en 2017, a temperaturas que obligaron a adelantar el final de curso? Imagínense mejor al abogado en el que han depositado toda su confianza haciendo su demanda a 35 grados. Señora Remedios Palma escuche a los estudiantes porque flexibilizar los horarios no es la solución.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios