Javier Benítez

Jerez-Dakar

Descanso dominical

15 de octubre 2023 - 01:00

Hace muchos años que la peatonalización es la tendencia a la hora de ordenar y diseñar la movilidad en el centro histórico de nuestras ciudades. En España y en el resto de Europa podemos encontrar claros ejemplos de éxito en este sentido. Ha quedado demostrado palmariamente que cercenar el tráfico rodado en el corazón de la urbe proporciona muchas más ventajas que inconvenientes. Por citar algunas: el peatón recupera su espacio, se mejora la accesibilidad a comercios, monumentos y puntos de interés, reducimos la emisión de gases contaminantes, ganamos metros cuadrados para la celebración de actividades, eventos y festividades… Pierden el ruido y los grises humos; las calles recuperan vida y color.

En Jerez, la peatonalización de la calle Larga provocó en aquellos años un debate formidable y una resistencia numantina por parte de quienes no concebían, muchos de ellos comerciantes, que los coches dejarán de asomar por su puerta. Pasado el tiempo podemos concluir que el experimento, que no era tal, y que también se impuso con buen criterio en la plaza del Arenal, Consistorio y parcialmente, en Tornería y plaza de las Angustias, ha dado buenos resultados. ¿Qué tenemos por contra en la mayoría de esas otras calles que no han sido todavía cerradas a la circulación? Tenemos un rally. La experiencia de conducir por las collaciones de Caballeros, Arcos, los Morenos y un buen puñado más es verdaderamente… conmovedora. En honor a la verdad , mueve más que conmueve, sacude todo tu cuerpo, agita tus adentros y tus afueras, zamarrea alegremente tus cervicales, que cimbrean como una palmera al antojo del levante; torsiona los amortiguadores más recios cual si fueran espigas, te transporta a la canción del auto de papá. Un piloto como Carlos Sainz se sentiría como en casa. En definitiva, hay caminos de cabras en Burkina Faso con muchos menos baches y boquetes.

Esta suerte de Jerez-Dakar no parece que pueda convertirse en un nuevo atractivo turístico. Y la solución no debería pasar tanto por la exterminación del adoquín, que ciertamente es una seña de identidad, como por la ampliación de las zonas peatonales y una reordenación efectiva y definitiva del tráfico rodado en el centro de Jerez. ¿Han intentado ustedes alguna vez explicarles a un incauto conductor foráneo como ir en coche desde la Catedral hasta la plaza Esteve? Es un poner. Empiezo a sospechar que quienes dibujaron originalmente el mapa circulatorio en nuestro casco histórico son antepasados del que diseñó varias décadas después los aparcamientos de Área Sur y Luz Shopping, que dan para otro artículo. Me viene a la mente aquel anuncio de una marca alemana de automóviles, conductores felices que sacaban la mano por la ventanilla para jugar con el viento mientras una voz en off decía: “Me gusta conducir”. Ese anuncio jamás podrían haberlo rodado en Jerez.

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