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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Jindama en todo el centro-derecha

Un 'mañuecazo' el domingo dispararía los nervios y uniría más que nunca en una misma suerte a Génova con San Telmo

De pronto cambia el sentido del viento y todo pega un vuelco irreversible. Pasó en Andalucía hace tres años, cuando uno que yo me sé que estaba siguiendo el recuento en directo se levantó de la silla, acudió al servicio y cuando regresó ya estaba todo listo para el primer presidente regional del PP en la historia de la democracia. Se barrunta un mañuecazo en Castilla y León. De pronto, sí, el PP ha pasado de acariciar la mayoría absoluta a que sea posible un gobierno de izquierdas. Cáspita, truenos y centellas. La verdad es que algunos ignoramos la razón por la que un candidato tan aséptico, plúmbeo y tan del extenso catálogo de Génova como el tal Mañueco puede levantar alguna pasión. Como ese hombre hay trescientos, cuatrocientos o quinientos disponibles a la espera de una oportunidad en algún sitio, siempre y cuando sople la ola de las siglas a favor, cosa que, ay, no ocurre en estos momentos. Si hay mañuecazo el domingo, una posibilidad que ya admite un sociólogo como Michavila, si el PP pierde el Gobierno o lo mantiene pero con una fuerte dependencia de Vox, tendremos jindama en Andalucía. El candidato Igea, un tipo en apariencia bastante sólido, tiene poco que hacer. Los votantes de Ciudadanos son los más decepcionados de España en los últimos dos años. No hay electores más frustrados, como demuestran las cifras. La expectativa es tan baja en Castilla y León que habrá fiesta si Ciudadanos salva las lámparas de las mesillas de noche. En Andalucía recuperaremos los langostinos con cremallera de aquellos años 80 si Marín saca unos cuantos diputados. Pero la clave será cómo mueve ficha nuestro presidente Moreno ("Llamadme Juanma") tras el resultado del domingo. Sólo lo tendrá claro, muy claro, si Mañueco puede gobernar en solitario. Cualquier resultado diferente generará muchísimas dudas, tantas que conducirían directamente a ese temor que raya en la jindama. Sólo imaginar el cambio de un político dócil, bizcochable y manejable como Marín por la correosa, combativa y vehemente Olona provoca verdaderas pesadillas a Moreno y compañía. Sólo el provisional perfil bajo de mi Juan (Espadas) y que la izquierda radical siga jugando a los lacasitos genera algo de tranquilidad en un presidente que alcanzó el cargo por una "carambola", como él mismo explicaba en el arranque de mandato. El Gobierno andaluz ha gozado de estabilidad y ha luchado contra una pandemia sobrevenida, como ha ocurrido en Castilla y León, pero los sociólogos comienzan a barruntar la crueldad y el pasotismo del electorado de centro-derecha. Tiempos de zozobra. Nunca irán tan unidos en su suerte Génova y San Telmo pese a sus evidentes diferencias.

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