Pretérito perfecto

Manuel Romero Bejarano

Juan Bautista Vázquez, el Viejo, en Jerez (I)

01 de marzo 2009 - 01:00

T ANTO la estampación como la literatura artística tuvieron un papel crucial en la difusión del manierismo en Europa, y por ende, en España. Esto es muy perceptible en los grandes centros de producción, como Toledo, Valencia o Sevilla. Sin embargo, en centros secundarios, como es el caso de Jerez de la Frontera, con un volumen de realización de obras mucho menor, el comercio de grabados y libros que versasen sobre asuntos relativos a artes plásticas era prácticamente nulo, a causa de la escasa demanda que tenían estos artículos. Esta situación, no impedía que las nuevas ideas estéticas se difundiesen, pero lo hacían por otro canal: la exportación desde los centros principales de piezas (en el caso de Jerez este centro era Sevilla), o bien la presencia física de los maestros. En esta ponencia se analizan estas dos vías en la figura de uno de los más importantes escultores renacentistas que trabajó en Sevilla durante el siglo XVI, que no es otro que Juan Bautista Vázquez, el Viejo.

Pese a que éste es un campo poco estudiado, con los datos que se conocen en la actualidad podemos obtener una idea general de escultura en Jerez a lo largo del quinientos. Situada bajo la influencia artística de Sevilla, hasta principios del XVI, conforme fueron concluyendo las obras de las más importantes parroquias y monasterios, no generó una demanda importante de obra escultórica, generalmente de retablos. Esta demanda se va a cubrir con la traída de piezas desde Sevilla. Sin embargo, algunos escultores establecidos en la ciudad de la Giralda, en vista del mercado existente en Jerez, decidieron instalar aquí su taller, y gracias a ellos fueron llegando los avances artísticos.

El primero de los maestros foráneos afincados en esta ciudad de que se tiene noticia es Francisco de Heredia que posiblemente viniese de Sevilla. Activo en Jerez entre 1522 y 1532, se le ha atribuido recientemente la hechura del Cristo de la Viga de la Catedral jerezana1, lo que le situaría en el círculo de Pedro Millán.

En 1547 comienza la realización de la sillería del coro de padres de la Cartuja de Santa María de la Defensión, por Jerónimo de Valencia y Cristóbal Voisín, que provenía de Francia. Ambos se hallaban establecidos en Sevilla, y se trasladaron a Jerez para la realización de esta monumental obra, en la que invirtieron varios años2. Con posterioridad, permanecieron en esta ciudad atendiendo numerosos encargos, no sólo jerezanos, sino de las localidades comarcanas. De la mano de estos escultores llega de golpe, el manierismo, sin una experiencia artística propia, sino directamente transplantado desde la capital hispalense, muy influida en aquellos momentos por la figura de Roque de Balduque, también francés. Como veremos, Voisín permaneció en la ciudad más de treinta años.

Ya en el último tercio del XVI llega a Jerez, procedente de Amsterdam, Fernando Lamberto. Se tiene noticia de que ya estaba en la ciudad en 1578, y permaneció aquí, realizando obras para toda la comarca, hasta bien entrado el XVII. Hasta nosotros han llegado muy pocas de sus obras, una parte mínima si tenemos en cuenta que realizó numerosísimos encargos3. La calidad de las obras que se conservan no es muy buena, lo que quizás explique el porqué han sobrevivido tan pocas.

Además la producción de estos artífices afincados en la población, no van a dejar de llegar obras realizadas en Sevilla. Así se conoce que realizaron trabajos para Jerez, entre otros, Roque de Balduque, quien se concertaba con el Monasterio de Santo Domingo en 1559 para realizar el retablo mayor de la iglesia4: También sabemos que Nufro de Ortega realizó trabajos para la parroquia de San Dionisio5 y que marcos de Cabrera se obligó a hacer un Cristo para la Cofradía de San Antón6. Con posterioridad, se tiene noticia de un contrato firmado en 1586 por Vasco Pereira y Andrés de Ocampo, en que se obligaban a realizar una Virgen de candelero para el Hospital de Juan Pecador7, y de los trabajos que realizaba por aquellas fechas Jerónimo Hernández en el retablo mayor de la parroquia de San Miguel8.

Como hemos visto, la escultura en Jerez a lo largo del XVI estuvo por completo en manos de maestros extraños a la población, por lo que no podemos decir que se formase un núcleo de producción, sino una sucesión de escultores, si conexión entre sí, que dejaron obras muy desiguales. De hecho, frente a una pieza magnífica, como la sillería de la Cartuja, podemos encontrar la obra de Lamberto, próxima al fenómeno del ninot.

Juan Bautista Vázquez, el Viejo (apelativo que ostentó para distinguirse de su hijo del mismo nombre apodado "el Joven") nació hacia 1525, al parecer en el pueblo de Pelayos, en la actual provincia de Salamanca. Su formación artística es, hasta el momento, un misterio. Algunos autores sostienen que realizó un viaje a Italia, donde habría ejercido como grabador, y que con posterioridad se habría establecido en Ávila, donde habría abierto un taller de escultura, si bien estos datos son un tanto inseguros.

Las primeras noticias documentadas de Vázquez lo sitúan trabajando en Toledo, en 1552, en la Puerta del Reloj de la catedral. Entre esta fecha y 1561, año en que se establece en Sevilla, se abre una etapa en la que el maestro realiza encargos para una zona geográfica bastante amplia, que comprendería las actuales provincias de Guadalajara, Toledo, Madrid, Soria, Cáceres, Badajoz, e incluso Málaga y Granada. A esta época corresponden interesantes obras, como el retablo del Convento de la Concepción de Almonacid de Zorita, concertado en 1554, que se conserva sólo en parte y repartido entre Oropesa y Torrelaguna, el retablo de la parroquia de Mondéjar, iniciado antes de 1555 y destruido en 1936 durante la última contienda civil, o el retablo de la iglesia toledana de Santa María la Blanca, concertado en 1556.

Su establecimiento en Sevilla, que como hemos dicho sucedió en 1561, supuso un gran cambio para la escultura que se estaba produciendo en la zona, ya que introdujo ideas bastante avanzadas. Permaneció en la ciudad y su entorno hasta su muerte, en 1589. Entre sus obras de esta época caben ser destacadas el modelado, realizado en 1568, de la figura de la Fe, más conocida como el Giraldillo, que sirve de remate a la Giralda, el Cristo de Burgos, en la sevillana parroquia de San Pedro, y el relieve de la Asunción, de la sala capitular de la catedral hispalense, terminado en 1580. Además en esta época hizo numerosas obras para distintas localidades andaluzas y extremeñas, a las que se pueden añadir otras destinadas a ser enviadas a América, donde se conservan varias tallas de su mano. Además de la escultura, sabemos que cultivó otros campos artísticos, como la pintura, el grabado, y posiblemente la arquitectura9.

Respecto a su estilo podemos decir que está muy influido por el manierismo italiano, si bien algo alejado de las corrientes seguidoras de Miguel Ángel, tan del gusto de la España de aquel momento. Realiza figuras muy elegantes, de proporciones alargadas. Dispone los paños ceñidos a los cuerpos de sus figuras, en bandas estrechas que caen acentuando un movimiento en espiral. Los rostros de las figuras masculinas suelen ser delgados, mientras que los femeninos son excesivamente redondeados.

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