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Juventud, inflacionario tesoro

Tener una edad u otra, no puede ser un mérito personal, por mucho que te bailen el agua

En una cena anduve algo confuso con las cronologías de los comensales. Uno contó una anécdota muy graciosa y yo entendí que hablaba de su hija, pero era de su novia, que es de lo que, por lo visto, tiene edad. Le pregunté a otro por su sobrino, y era su primo hermano. No es que les pusiera años, es que les subía un escalón generacional. Sospecho que con los demás me equivocaría igual, pero peor, porque no me di cuenta.

Si supiesen qué poco valoro la juventud no se lo tomarían mal. Tampoco tengo nada contra la juventud. Considero que es agradable, muy agradable, más que nada desde fuera, y que, en cualquier caso, resulta irremediable. Estoy en contra de considerar la juventud como un mérito inusitado, porque tampoco creo que se deba exaltar la mediana edad per se ni la vejez, aunque ésta tenga el plus de haberla alcanzado.

Últimamente percibo que se está encomiando a los jóvenes por serlo no sólo en el espectáculo (que bueno), sino en la política, en las empresas o en la cultura. A veces es sólo un truco de los talluditos para halagar a los que les tienen que seguir. Otras, es una defensa propia. Ahora los millennials se meten mucho con los boomers, que parece que no entienden nada del mundo actual. Creo que yo caigo en medio, como siempre, y que soy de la generación X. Del año 69 y de la generación X…, es raro que haya salido tan cándido.

Cuando fui joven también se valoró mucho la juventud, pero nunca presumí de cronología. Marx decía que los progresistas que esperan que el tiempo arreglase las cosas eran "los tontos del calendario". Mote que pega tanto o más a los que se ponen la medalla de su año de nacimiento, sea cual sea. No hay más medalla que el mérito propio. Claro que todo es más complicado, pero, por eso mismo, no simplifiquemos. La juventud de Claudio Rodríguez fue un valor más en un libro tan prodigioso como El don de la ebriedad. Del mismo modo que la vejez de Muñoz Rojas lo fue en Objetos perdidos. No es que la edad no importe: es que es de ida y de vuelta.

A estas alturas del artículo caigo en que se puede leer como una excusa no pedida. No. Primero, porque mantengo que cada edad tiene su encanto y sus posibilidades de fructificar. Y segundo, porque tal y como está la pirámide poblacional española, los de mi quinta y anejas, vamos a estar tirando del carro, queramos o no, un rato largo. Con la ayuda de los mayores y de los jóvenes, mucho mejor, claro.

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