Leonormanía

La primera adolescentede España es la más esforzada y dispuesta servidora de España

Me da pena porque ya he oído hablar de que estamos viviendo en España una «Leonormanía» y yo me había dado cuenta antes de oírlo y tenía la vanidad de escribirlo antes que nadie. Una vanidad tontísima, valga la redundancia, porque si nadie lo comentaba ni se daba cuenta, a lo mejor no estaba clara la moda o me la había inventado yo arrastrado por mi entusiasmo por el Trono y el Altar.

Se comenta a menudo, por fortuna. De un tiempo a esta parte la opinión pública está muy interesada en seguir a la princesa de Asturias. Antes, estas cosas se notaban sólo en el aire, en el ambiente, en las sensaciones. Ahora se miden muy bien según el número de visitas que tenga una noticia de la princesa Leonor y el tiempo de lectura que cada uno le dedique. También tengo un medidor analógico muy certero, como me ha demostrado en múltiples ocasiones anteriores: aquello de lo que hablan mis alumnos de instituto. Ellos no fallan, mejores que Tezanos y Michavila a la par.

Lo interesante de esta afición por Leonor está en los tiempos, empezando por el contratiempo y los contratiempos. ¿O no va contra el signo de la hora cuando una coalición de socialistas, comunistas, nacionalistas e independentistas está a punto de cerrar un acuerdo de Gobierno? Socios de esa mayoría parlamentaria hacen feos a la princesa y a su padre, el Rey. Eso no parece calar en nuestra sociedad. Ya nos da qué pensar.

Hay otro elemento. Se diría que este fervor se ha levantado cuando la princesa ha servido a su país ingresando en la Academia General del Ejército. No era un paso fácil, pues nuestras academias militares y naval tienen un nivel altísimo de exigencia física y académica. Los chicos que estudian en ella están sobradamente preparados y pertrechados de una vocación muy profunda. Para mí que el pueblo español, consciente o inconscientemente, ha agradecido el paso al frente de la princesa de Asturias. Porque la primera adolescente de España es la más esforzada servidora de España, fiel al cumplimiento de su deber. Son cosas que calan.

Por supuesto, es muy guapa y además el uniforme le cae estupendamente. Pero esas frivolidades no lo son, sino la estética exteriorización de una voluntad de entrega. Por eso, el pueblo español ha vuelto los ojos a Leonor de Borbón justo ahora, aunque hace seis meses o un año, ya lucía idéntica melena rubia y andaba igual de guapa. Ahí un signo hay. Un símbolo. Hay monarquía para rato.

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