Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Tiempo de fracasos

Otro mal año para el fútbol de Jerez

Esto es algo cíclico, la rueda de la vida, el deporte se retroalimenta de nuevas ilusiones que suelen llevar aparejadas un tanto después su correspondiente dosis de fracaso. Así por ejemplo, los equipos pregonan a los cuatro vientos, allá por los meses de julio a septiembre, sus nuevos retos llenos de esperanza, cimentados sobre una base firme, para encallar la mayoría de ellos meses después.

Normalmente, cuando el fracaso es una evidencia, suele ser tiempo de reproches, de buscar culpables y en última instancia de aceptar lo inevitable. Pocos se dan cuenta de que era más lógico el fracasar que el conseguir los objetivos, sobre todo si estos son de altas miras, como por ejemplo alcanzar un campeonato, ya que son muchos los que lo intentan y sólo uno el que lo consigue.

Eso ocurre desde el deporte de élite hasta la categorías amateur. Lo que ocurre en París, salvando la millonada y las categorías de diferencia, es lo mismo que ocurre en Jerez. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las entidades deportivas suelen tropezar año tras año en la misma piedra.

El cortoplacismo se convierte en el principal lastre de cada nuevo proyecto, de cada nueva temporada. Nuevo director deportivo, nuevo entrenador o nuevos jugadores suelen ser las acciones recurrentes para retomar un barco hundido y ponerlo a flote en busca del tal añorado objetivo.

Pero la presa, ese éxito a corto plazo, suele ser la semilla del fracaso que dará sus frutos poco tiempo después. En cambio, aquellos equipos que desarrollan un trabajo serio a largo plazo, siendo capaces de impregnar a todos los que forman el club, desde directivos, pasando por la cantera hasta legar al primer equipo y, por supuesto, la afición, crean una dinámica de crecimiento que tarde o temprano suele dar un gran rendimiento y, de paso, van alcanzando objetivos cada vez mayores.

Ves instituciones como el Athletic Club o el Villareal, por citar sólo un par de ejemplos, y es fácil de entender esto que digo. El primero que lleva toda una vida en la élite con su propia filosofía de fútbol basada en la cantera vasca y el segundo un club de pueblo (aproximadamente 50.000 habitantes) que se ha consolidado como una gran institución futbolística en base a una coherencia estructural que le ha forjado los cimientos para consolidarse en Primera División en el transcurso de estas dos últimas décadas.

Mientras tanto, aquí seguiremos arreglando el mundo en los bares y defendiendo la capitalidad mundial de Jerez, la de la provincia se la regalamos a Cádiz, que para eso somos los mejores de toda la vida de Dios.

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