Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1979: Choquet, Esteban Viaña, Manolo Benítez, Falconetti y Nadiuska
DE nuevo hoy es 10 de agosto. Pero del año 2013; justo a 77 años de distancia de aquel otro 10 de agosto en el que perdió la vida con terribles torturas nuestro paisano Antonio Molle Lazo. Y también hoy hace 81 años de la sublevación del teniente coronel de la Guardia Civil llamado José Sanjurjo, por lo que a este pronunciamiento militar se le bautizó con el nombre de 'la Sanjurjada', como se comentó en sendos artículos publicados en este diario en mayo del año 2012.
Releyendo una vez más la historia de este terrible asesinato en la dirección web www.requetes.com/merced.htlm se siente una inmensa tristeza. Es lamentable que sucedieran aquellos episodios relativos a la Guerra Civil del período 1936/1939 y sus prolegómenos. Tan grave fue aquello, tanta sangre se vertió, tanto odio destiló que aún hoy setenta y siete años después no podemos olvidarlo.
Pero independientemente de los hechos y las distintas formas del pensamiento, toda esa época me infunde una inmensa tristeza. Era una España terriblemente empobrecida por los acontecimientos históricos precedentes como fueron la guerra que originaron las últimas colonias españolas, cuales eran Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Después, la Campaña del Riff (Marruecos, Norte de África), donde perdieron la vida absurdamente cientos de miles de españoles en unas condiciones lamentables. El día Primero de Octubre de 2012 tuvo lugar en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid el acto castrense más importante de la democracia: la imposición de 1ª Cruz Laureada concedida en democracia al Estandarte del Regimiento de Cazadores de Alcántara Nº 14, del cual murieron en combate 430 de los 480 militares que lo componían. Era una deuda del pueblo español con sus soldados que, finalmente, fue saldada con todos los honores.
En Europa aún destilaban las heridas sin cerrar de la primera guerra mundial, una de las más terribles y cruentas de la humanidad. La Revolución Bolchevique, fin del imperio de los Zares, con su estela sangrienta contagiaba a otras naciones. España fue un ensayo de las fuerzas que más tarde combatieron en la segunda guerra mundial. Afortunadamente, nuestra nación pudo mantenerse al margen de aquella conflagración bélica, pues ello habría sido el final.
Todos estos hechos históricos fugazmente descritos en el párrafo anterior, aderezados con una pobreza extrema en nuestra nación de aquellos años del pasado siglo XX, diferencias sociales aplastantes, incultura extrema, pobreza, trajeron como consecuencia todas aquellas atrocidades previas a la Guerra Civil y las que después se produjeron durante el conflicto bélico.
Por todo ello, sin distinciones, tenemos todo el derecho a recordar a los que entregaron sus vidas por las causas que creyeron más nobles según sus conciencias, respetando a los que tienen distinta forma de pensar. Sí es cierto que a los practicantes de la religión católica, a los discípulos de Cristo, les tocó una importante cuota de vidas perdidas, de fusilamientos, torturas y asesinatos que no se pueden ignorar. Gracias a su sacrificio y martirologio, hoy las iglesias pueden difundir la religión, repartir auxilio primario en docenas de conventos e instituciones piadosas, ejercer la docencia, tener misioneros, etc.
Tengo delante un libro de reciente publicación titulado 'Mártires por su fe durante la Guerra Civil en la Archidiócesis de Sevilla'. Este otoño parece que van a ser elevados a los altares 23 sacerdotes y tres seminaristas. Describe, por orden alfabético, dedicándoles un capítulo a cada uno, los expedientes de cada sacerdote asesinado. Nuestro paisano, el mártir Antonio Molle Lazo, va a entrar en dichas beatificaciones.
Antonio Molle fue martirizado en Peñaflor, provincia de Sevilla, el 10 de agosto de 1936. Fue apresado cuando defendía de los milicianos el Convento de las Hermanas de la Cruz. Los testigos están de acuerdo en las partes más importantes de su martirio y muerte: Unos quince milicianos rodeaban a Molle Lazo y le lanzaban gritos de "¡Muera España!, ¡Viva Rusia!, ¡Muera la religión! ¡Viva el comunismo!... y el joven, con energía, respondía: "¡Viva España!, ¡Viva Cristo Rey!" Ello aumentó la cólera de los milicianos, que le insultaban y blasfemaban mientras le daban golpes por todo el cuerpo diciendo: "¡Canalla! ¡Fascista! ¡Nos vamos a beber tu sangre!"; pero Antonio no se callaba y contestó: "Me mataréis, pero Cristo triunfará".
Intentaron que apostatara de su fe a cambio de salvar su vida, pero sólo conseguían que de su boca saliese el grito "¡Viva Cristo Rey!"; entonces, uno de los milicianos sacó un cuchillo y le cortó una oreja. Con el rostro lleno de sangre, Molle Lazo seguía dando vivas a Cristo Rey, por lo que se echaron sobre él como una turba enfurecida y le cortaron la otra oreja, le vaciaron un ojo y, de un puñetazo, le hundieron el otro y le cortaron un trozo de nariz de un machetazo. Cuando más fuerte era el dolor, gritaba invocando a Dios y luego otros vivas a Cristo Rey.
Viendo que no iban a conseguir que apostatara y blasfemase, un miliciano dijo: "Apartarse… que voy a disparar"; se colocó enfrente de Antonio, con su cuerpo y rostro bañados en sangre, sin ojos y sin orejas, con la nariz mutilada y el rostro lleno de cicatrices. Antonio comprendió que se acercaba el fin de su martirio y, con las pocas fuerzas que le quedaban, abrió sus brazos, cruzó la piernas a modo de un crucificado y gritó potentemente: "¡Viva Cristo Rey!"
Así le fusilaron, cayó en el suelo con la misma postura de un crucificado; pero vieron que su cuerpo aún se movía y un miliciano dijo: "¡No arrematarlo … dejadlo que sufra¡" Eran las cuatro de la tarde.
Hoy, aniversario del terrible martirio de Antonio Molle, cuyos restos descansan en la Basílica y Convento de los Carmelitas en Jerez, en un sepulcro de ónice esperando su beatificación, invito a la reflexión y al perdón. Nosotros, los que vivimos actualmente, no participamos en aquel conflicto. No lo hagamos nuestro. Recordemos con respeto y tristeza a todos los que murieron en aquellos años y pidamos los cristianos a Dios que los tenga cerca para la eternidad.
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