Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

DESPUÉS de 26 años que no son pocos, con una pandemia -todavía- a sus espaldas, Jerez goza de una magnífica salud en el arte, en la danza, en el flamenco porque tiene un Festival que marca el tiempo y la diferencia en todo el mundo.

Es desde hace años la referencia y el espejo donde se miran los principales agentes, artistas y compañías del mundo. Donde todos quieren venir porque es el escaparate más preciado y cotizado del mundo. Gracias a la apuesta desde el Ayuntamiento y sin entrar en colores políticos. Especialmente gracias a todo el equipo de cultura, unidad de flamenco y al Teatro Villamarta capitaneado por Isamay Benavente. Todos trabajan sin descanso desde mucho tiempo antes para programar y organizar; y durante la cita a más no poder desde que comienza hasta que finaliza sin tregua y siempre a disposición de todos los interesados.

¿Se puede mejorar el Festival? Eso siempre y seguro que están continuamente en ese objetivo permanente, pero es muy destacable que se haya llegado a esta madura juventud con energía y sabiduría que dan ambas trayectorias. Que se haya conseguido superar todos los obstáculos de muy diversas y distintas disciplinas que existen y tienen lugar luchando contra viento y marea es un síntoma evidente de esa madurez. Una lucha que se crece exponencialmente cuando además estamos atravesando una pandemia que ojalá acabe de forma definitiva y muy pronto.

Jerez tiene un Festival todos los años sin interrupción ni en los peores momentos y se ha sabido adaptar a cada escenario. Ha desarrollado la capacidad y la habilidad de saber mirar a su alrededor para que de alguna forma puedan participar e integrarse el máximo posible de atractivos culturales y artísticos. Este año, por ejemplo, miramos de forma destacada y con acierto a Caballero Bonald poniendo de manifiesto esa capacidad observadora del entorno. Una capacidad que no debe relajarse nunca y saber que en Jerez hay muchos que se han batido el cobre por el Festival, como por ejemplo la prensa, y en especial la local, en desigualdad con medios de escasísima repercusión o nulo interés periodístico, en paralelo con la impecable labor de la oficina de Comunicación del Festival.

Eso hay que tenerlo siempre presente. Todos ellos que tantas noches y días con más afición que presupuesto se han dedicado y se dedican a sacarle brillo al Festival. Son parte esencial. Un Festival que acierta girando alrededor del eje y atractivo principal como es la danza contemporánea y el flamenco. Ahí está el hervidero y la “masa madre” como la del buen pan. Ahí nace y se desarrolla la creatividad, ahí se mueve la energía y el deseo constante de progresar que tienen los artistas, aunque a veces también se perciba esa capacidad de autodestrucción cuando se pasan de frenada, se desesperan o caen en la trampa del “ego”.

Es lógico en un ser vivo, una persona que además es más sensible por su condición de artista. Condición vital que es la garantía de permanencia en este mundo tan difícil y tan bonito donde viven nuestros queridos artistas. A veces nos quejamos en Jerez de muchas cosas y no potenciamos las buenas. El Festival de Jerez es una de esas cosas buenas, que admiten mejora seguro que sí, pero que es el escaparate mundial de referencia también. Debemos sentirnos orgullosos todos los jerezanos y jerezanas de ser reconocida la Marca Jerez a nivel nacional e internacional y vaya usté condió.

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