Tribuna libre

Fátima Ruiz de Lassaletta

Manuel Morao, guitarrista, director y coreógrafo del Arte Gitano Andaluz

"Manuel Morao. Guitarrista, director y coreógrafo del Arte Gitano Andaluz y Académico de Número de la Real Academia de San Dionisio de Jerez”. Así rubrica ya en 2006 -tras su nombre artístico- el ilustrísimo señor don Manuel Morao Jiménez su prólogo al libro ‘La Cocina Gitana de Jerez’, de su sobrino el chef Manuel Valencia. Como artista, creativo y académico, se reconoce, y solo puedo reafirmar que lo es en grado sumo, alcanzando la excelencia. Por lo que fue de justicia que el presidente de Honor de la Academia de Ciencias, Artes y Letra le nominase y recibiera en la docta Institución. Cuando -como no podía ser de otra manera- fue con su guitarra con la que fraguó la mayor parte de su discurso de Ingreso.

Al doctor Fernández García-Figueras, precisamente, le había escuchado yo -hace medio siglo- contar que en Jerez y en sus barrios gitanos de Santiago o calle Nueva, San Miguel o la Plazuela y La Albarizuela o primitivo Matadero, las familias gitanas se constituían en ‘matriarcados’... por ello no me extraño a continuación saber que Manuel Morao pertenecía a la saga de la centenaria ‘Tía Maora’ Manuela Jiménez, de quien el ilustre nieto recibe el patronímico, y por tanto a la de su hija ‘Tía Mini’ Salvadora Jiménez Soto... Y en este punto, por no pasar por feminista, tengo que mencionar al también centenario ‘Popa Chopo’, patriarca al fin de esta dinastía gitana, que para no privarse un ápice de ‘duende’ enlazó -a través de Manuel- con los Pantoja y Carpio, en su casamiento con ‘Tía Ramona’. El Arte y la longevidad estaban servidos.

Por eso, hoy -cuando la pandemia ha separado a Manuel de sus guitarras, entre las que recuerdo ‘la picassiana’, firmada por otro genio, el universal de la pintura- quiero que esta semblanza no sea otra que de homenaje en vida y que pronto se la puedan leer o lo haga por sí mismo, ya en su casa. La casa también de ‘Juanito Morao’ y de ‘Moraíto Chico’, ambos en la memoria de tantos Cuadros Flamencos en la Bodega... Cada mes al menos, de la década de los años setenta del siglo pasado, teníamos una fiesta en honor a clientes y representantes de vinos, nacionales e internacionales. Y allí estaban ellos, Los Moraos, y al baile Paco Laberinto, al cante Fernando ‘Terremoto’ -con su voz que hacía crujir los arcos sobre las andanas de botas- 'El Mono', cuando se arrancaba, sin igual, por Bulería... y luego daba la venia a Fernando ‘de la Morena’; cuando Juan, nos obsequiaba con ‘¡Ay Bárbara!’;con El Guapo o Paulera a las palmas. Y las bailaoras, que le recomendaba ‘Pulpón’ a Manolo Sevilla y que, más tarde vinieron, de calle la Merced, como cuando estaba en Jerez, José de la Mercé, que jovencísimo les acompañaba a todos, haciendo raya.

El momento mágico de aquellas noches de fiesta flamenca, vino y brandy -los artistas también pedían una botella de whisky, que en las Bodegas empezábamos a distribuir- llegaba cuando Manuel levantaba con la mano derecha su silla de palillería o Benamahoma y nos dedicaba dos solos de guitarra. El primero bien conocido internacionalmente como “Granada” y como broche de oro uno de sus propias composiciones... inenarrable recuerdo.

Luego, le he vuelto a tratar en la Academia de San Dionisio y en el palacio de Campo Real, en la primera compartiendo un vino de honor -si el acto cultural terminaba con una invitación de las bodegas patrocinadoras- en el segundo compartiendo muchas copas, con los anfitriones Manuel Alfonso y Carmen Cristina, que distinguen tantísimo a Manuel no solo de su propia Bodega, sino desde que se encontraron un Misa de Gallo en Nueva York, y acabaron todos por la Quinta Avenida cantando villancicos de Jerez. Como te deseo Manuel que puedas hacer con los tuyos y con todo tu arte, dentro de un mes exactamente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios