Memoria

Dentro de poco, seguro que se propondrá incluir el uso del lenguaje inclusivo en los colegios e institutos

En Argentina, donde la inflación está ya en un 60%, andan enfrascados en una polémica sobre el lenguaje inclusivo que enfrenta a peronistas y antiperonistas. Los peronistas defienden el uso en las aulas del lenguaje que convierte la desinencia masculina o femenina en una única "x" o en una única "e", para no discriminar a las personas que no se sientan a gusto en ninguna de las dos clasificaciones gramaticales. Según estos defensores del lenguaje inclusivo, no se debe decir "niño" o "niña", sino "niñx" o bien "niñe" (también hay quien propone "niñ@"). Asombrosamente, hay escolares que hablan así, aunque uno se pregunta cómo se pronuncia "niñx" o "niñ@". ¿Se pronuncia "niñe"? Y una vez que se dice "niñe", ¿cómo se continúa con la cadena de las concordancias? ¿Se debe decir "es un niñe muy buene"? Uno se pierde, la verdad. Bien, el caso es que los conservadores argentinos han prohibido este lenguaje inclusivo en los colegios de toda la ciudad de Buenos Aires, alegando un informe de la Real Academia de la Lengua Española. Los peronistas han reaccionado con desdén contra la RAE: "Desde España no nos van a explicar qué palabras usar", ha dicho un dirigente kirchnerista. Pero resulta que la RAE no está explicando qué palabras deben usar los argentinos, sino que simplemente recuerda que el castellano tiene dos terminaciones para los géneros: o y a. En cambio, la x o la e o la @ no existen como desinencias de género. Si los peronistas quieren introducirlas por medio del lenguaje inclusivo, que lo hagan, pero que no digan que es español, sino otro idioma nuevo.

Si hablo de este caso, aunque nos pille un poco lejos, es porque no tardará en llegar hasta aquí. Dentro de poco, con el argumento de no discriminar a las personas que no se sientan a gusto con la "o" ni con la "a" (y que deben constituir un porcentaje muy pequeño de la población), seguro que se propondrá incluir el lenguaje inclusivo en los colegios. Estas cuestiones son las típicas que encienden los ánimos y crean polémicas furibundas que en realidad no sirven para nada, pero que nos permiten olvidar -como en el caso de Argentina- que la inflación está en un terrorífico 60%. Aquí las cosas no están tan mal, pero por si acaso ya se ha propuesto una nueva Ley de Memoria Democrática que nos hará perder horas y horas discutiendo sobre algo que en el fondo no sirve para nada.

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