Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Ayer se celebró la festividad de San Moisés, el profeta que, según las Escrituras, liberó a los judíos de su esclavitud en Egipto y recibió los Diez Mandamientos. Personaje clave del Judaísmo, fue asumido por la religión cristiana, si bien no se halla entre las más populares representaciones dentro de la iconografía católica. Un repaso por el patrimonio jerezano viene a demostrarlo. Como excepción, su presencia en una escena donde se cristianiza, aceptando la condición de Mesías de Jesús: la Transfiguración. Tres ejemplos escultóricos se reparten entre la Catedral y la parroquia de San Miguel. En esta última, forma parte de la serie de relieves sobre la vida de Cristo de su retablo mayor. Los otros dos, en la antigua Colegial, se sitúan en la fachada principal y en el sitial central del coro. En los templos dedicados al Salvador, como en este caso, fue habitual ubicar en lugares relevantes una obra artística de este tema por ser el momento en el que Jesucristo es reconocido como el elegido para salvar a la Humanidad.

El hecho ocurre en el monte Tabor, donde el Redentor se retira junto a Pedro, Santiago y Juan. Entonces, Cristo adquiere un halo resplandeciente y se muestra junto a Moisés y Elías. Tras ello, una voz dijo: “Este es mi Hijo, mi elegido”. En los tres conjuntos a Moisés se le caracteriza llevando las Tablas de la Ley. Juan Martínez Montañés crea en San Miguel una figura arrodillada y idealizada, que será ricamente policromada. Un siglo después, en la Catedral José Camacho y Jacome Vacaro lo plasman erguido, con larga barba y aspecto más venerable. Camacho labra la piedra con volúmenes sintetizados y un sentido muy teatral. Vacaro trabaja la pequeña imagen con delicados golpes de gubia en la madera sin policromar. En ellos, Moisés juega un papel secundario. Como mero símbolo de la Vieja Ley que da paso a la Nueva, a Cristo.

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