Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Oye, pues me gusta Rufián

Cierta izquierda ha descubierto que el delegado comercial indepe en Madrid es un crack; para quién, es otra cosa

Hay un misántropo de andar por casa (barrio, pueblo) que no es que sienta gran aversión u odio por el ser humano, sino que frecuenta lo justo a sus congéneres (vecinos, paisanos), que prefiere estar solo, sobre todo si la alternativa a la soledad es un grupo de gente con sus múltiples canales de comunicación abiertos. Es éste un huraño bueno, que no molesta. Suele suceder que nos encontremos ante tal variedad de persona huidiza, pero que no pierde las maneras: las formas son la esencia de su ética, de su forma de relacionarse. No en vano la educación en su acepción de cortesía es un registro que el lobo estepario de barra, velador y colmado maneja a la perfección, porque la cortesía es tanto amabilidad como distanciamiento. Nunca negará el saludo: negar el saludo a alguien, y más en tu propio biotopo, es de gran despistado, o peor, de cínico y hasta de malas personas, que son aquellas que aman y cuidan tanto a sus mascotas y sus hijos como putean a sus semejantes cada vez que se les presenta la ocasión.

Nos duele a muchos la boca de tanto hablar de la Cataluña separatista, la victimista pero victimaria parte de una nación -la catalana- que sufre el síndrome de María de la O. Victimarios, es decir, que causan víctimas, lo son los políticos que ignoran a la mitad de aquellos a quienes gobiernan. El independentismo, tras los primeros arreones, sale a cuenta económicamente. Ahora lo vamos a ver, y más en Andalucía: Sánchez está entregado a arreglar lo que no tiene buen arreglo; haciendo alarde de buen corazón y magnanimidad. Pero nos permitimos tolerar actos de magna descortesía y ninguna concordia, como lo son ignorar y despreciar institucionalmente al jefe del Estado. Más allá de sus centímetros, el presidente catalán, Aragonès, demuestra ser un enano mental, o se empeña en parecerlo al ningunear al rey Felipe VI, que va a Cataluña resignado a las afrentas con impostura de seny (saber estar en catalán). Son gestos de descortesía, arteros.

Lo más sorprendente de todo esto es escucharles a conocidos de izquierdas loas a un político de escaso cuajo intelectual, tendente a la filípica curil y llamado Rufián, al que como delegado del cosmos indepe en Madrid hay que darle la enhorabuena: la pasta gansa irá para su tierra; se trataba también de eso. Que un progresista andaluz lo alabe mientras que la mano del antiespañol originario se adentra en el bolsillo del Estado -ahora que llegan los dineros pandémicos- es asombroso. Se queda uno pasmao, que diría el ex vicepresidente Guerra. O no tanto.

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