Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

María Antonia de Jesús Tirado, fundadora del ahora Colegio de Nuestra Señora del Rosario, consigue de la orden de Predicadores la licencia para establecer en Jerez un beaterio de terceras dominicas en 1799. Ese mismo año fallece Cristóbal Ramos. Este escultor se convirtió, al mismo tiempo, en impulsor en Sevilla de la enseñanza artística de carácter académico y en uno de los últimos cultivadores de la imaginería barroca hispalense. Si la renovación estética que promovió la Ilustración llevó a la contradicción a artistas como Ramos, los nuevos ideales de pensamiento de ese movimiento cultural chocaron con la actitud combativa de personajes como Diego José de Cádiz, con quien la propia María Antonia mantuvo contactos.

Una pequeña Dolorosa que llegó a pertenecer a la religiosa, se venera sobre su tumba en la capilla del antiguo beaterio. Representa bien esa transición entre ese moribundo Barroco y el naciente mundo contemporáneo. María se muestra arrodillada sobre un cojín, con las manos entrelazadas y dramática mirada a los cielos. Los modestos materiales, barro cocido y telas encoladas, suponen señas de identidad de la prolífica producción de Cristóbal Ramos, al igual que esta iconografía, que repitió en numerosas ocasiones. Sólo la policromía, que busca, sin abandonar el dorado, una mayor sobriedad, manifiesta el avance hacia fórmulas que pretenden huir del abigarramiento rococó.

Retomamos hoy nuestro anual recorrido por la imaginería pasionista de la ciudad olvidada, pequeñas o grandes piezas, ajenas a cofradías y salidas procesionales. El pasado año superamos el comentario de una veintena de ejemplos, que nos hablan, una vez más, de una riqueza patrimonial postergada en espera continua de descubrimiento. Este 2023 otras tres obras escultóricas se unirán al interminable catálogo de esta exposición imaginaria.

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