EL que no tenga un amigo pejigueras no sabe lo que se pierde. El cansino, el individuo 'jartible', merecería un lugar de honor en nuestro particular ranking de seres adorables, a pesar de que los pobres están mal mirados por el resto de los mortales. Bien es cierto -no lo negaremos- que un pejigueras puede provocar que las 24 horas del día se hagan muy pero que muy largas, pero cuando se levantan con gracia, estos insoportables te hacen liviana y cómoda la existencia. Quien no tenga un pejigueras en su vida debería apadrinar a un político, pero teniendo la precaución de que éste pudiera ser manejado con mando a distancia. Sería un gustazo verlo intentando largar la perorata mientras mantienes presionado el botón de silencio, o dándole adelante y atrás cuando lo sorprendes en una metida de pata, o cuando se cree que te engaña con políticas baratas y lo único que busca es un asiento bien pagado para un amigote en el PTA...

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