Pepe Griñán

EN estos tiempos de crisis, los dirigentes políticos intentan camuflarse en el paisaje, no destacar. Soy uno de los tuyos, soy como tú, le dicen a los ciudadanos de todas las maneras posibles. El presidente del Gobierno aparece en un diario nacional en animada conversación con una desempleada, una estudiante, un ama de casa y un bombero. Simpático ejercicio de proximidad, pero los hay más arriesgados: Griñán hace un mes hizo un guiño al lobby feminista de su partido. "Estoy contenta", dijo a la perpleja concurrencia. "No os riáis, siempre se ha utilizado el masculino para llamaros a vosotras y mí no me importa utilizar el femenino para que me llamen a mí".

Un poco extravagante, parece que son exigencias de la cercanía. Griñán también es partidario de que le llamen Pepe. Se lo dijo a los miembros del Comité director del PSOE andaluz, en el discurso de aceptación de su candidatura para la Presidencia de la Junta. Hay situaciones más pretenciosas: en los 80, el viejo Mitterrand aparecía diciendo ¡llamadme dios!, en las caricaturas de Plantu en Le Monde. Era un chiste. Sin embargo, ésta de la crisis económica no es época para dioses. Ni en serio ni en broma.

La llaneza de Griñán ha inspirado al director territorial de TVE, Curro Aguilera, quien propuso el lunes a Pepa Bueno que en una entrevista para Los desayunos lo bautizara como Pepe, igual que en Estados Unidos se llama a William Clinton, Bill; o en el Reino Unido nombran a Anthony Blair, Tony. El director de Informativos de TVE Fran Llorente ha dado instrucciones para que en lo sucesivo se rotule como Pepe Griñán toda aparición en pantalla del presidente andaluz. Por cierto, que Curro, Pepa y Fran también han hecho del apelativo familiar su nombre artístico.

El fenómeno está extendido. El PP andaluz se juega en las municipales de 2011 gran parte de sus posibilidades de ganar la Presidencia de la Junta un año después. Y está buscando candidatos idóneos para conseguir el triunfo en unos 80 pueblos clave. Intentan enrolar a comerciantes mejor que a notarios, a maestros mejor que a profesores de universidad, o a ATS mejor que a médicos. El secreto de los tiempos es la moda de la proximidad.