Pipe

Y el azar, ese ingrediente final, último toque inesperado y sorpresivo, hizo que... todo ocurriera un 18 de julio

No está. No aparece. Debe ser por ese miedo de los modestos que ni se plantean los poderosos, el caso es que no está. La noticia se publica en los medios locales, se refieren a ella en el telediario territorial, pero cercenada, dan detalles minúsculos, todos se hacen eco de la identidad de la exnovia del dueño de la discoteca, relatan lo compungido que se encuentra el empresario. Hablan de lo propio en una noticia de esta índole: los heridos, las altas, las bajas, los presuntos y sus presuntas causas, Marbella, narcotráfico, refriegas entre bandas, disparos, cinco heridos, navajazos, dos detenidos, caos en la discoteca Opium Beach Marbella. En qué pensaba el compungido empresario al poner ese nombre al local. ¿Opium?, esa "sustancia amarga y de aroma intenso que se utiliza como estupefaciente y que contiene más de 40 alcaloides entre los que destacan la morfina, la codeína, tebaína, narcotina, papaverina, etc". No es de extrañar que los narcos acudan ciegos, atraídos como los insectos por el poderoso aroma en el que se adivinan las múltiples sustancias que encubre el nombre. Sangre, gritos, histeria, narcos, todo normal en una noche discotequera de verano... ¿Todo? En el momento del tiroteo, atraído tal vez también por el nombre embriagador del local, estaba Pipe, o sea, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón, celebrando su 24 cumpleaños. Lo más probable es que no se achantara ante el sonido del percutor, ni que los tiros fuesen el detonante que le aguaran la celebración, acostumbrado, desde la infancia, a las armas y a los disparos en propia piel. Hace cuatro meses la seguridad de otro local nocturno, este de Madrid, lo expulsó por andar molestando con una pistola de gas de CO2. Parece que tiene una especial atracción por jugar con armas y debería, el cuarto en la sucesión a la corona, tener cuidado con el juego: "Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte/ del universo todo, / surgirán las ojeras de la Muerte,/ como dos ases fúnebres de lodo", escribía Vallejo, César, para más datos. Y el azar, ese ingrediente final, último toque inesperado y sorpresivo, hizo que, aunque nació el 17 de julio, la fiesta, el tiroteo, los heridos, Opium..., todo ocurriera el 18 de julio, onomástica de su hermana, y el día en el que se produjo el fatídico golpe de estado que desembocó en la guerra incivil. Lo que no se menciona no existe. Y muchos medios, causantes hoy de ese otro efecto narcótico que Marx achacó entonces a la religión, "el opio del pueblo", han decidido, a saber los motivos, que no exista.

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