El balcón
Ignacio Martínez
Sota de Espadas
La esquina
Ya no tiene remedio: Pedro Sánchez será presidente desde el martes. Quizás efímero y de infausto recuerdo, pero regirá los destinos de uno de los veinte países más prósperos del mundo. Dijo que no lo haría a cualquier precio, pero lo va a hacer a un precio altísimo. Tan altísimo como el tamaño de sus mentiras. Así, a bote pronto, sólo se me ocurre un precedente en la historia contemporánea de España de gobernante que haya mentido tanto, durante tanto tiempo y con tanto desparpajo a los españoles, y es el rey borbón Fernando VII. Sí, aquel que anunció/reclamó a la nación: "Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional" y al rato, instalado en el trono, se cargó la Constitución que había jurado -la de Cádiz- y transitó la senda de la tiranía absolutista.
Reconozcamos que Pedro Sánchez no se ha cargado la Constitución de 1978, ni ha liquidado la soberanía nacional ni ha destruido la unidad de España... todavía. Lo desolador es que toda su biografía desde que alcanzó la secretaría general del PSOE -incluso antes: yo diría que desde que plagió su tesis doctoral- autoriza a sospechar, sin difamarlo en absoluto, que es muy capaz de hacer todas esas cosas con tal de seguir en el poder. Consciente o inconscientemente, directa o indirectamente.
Por lo pronto, va a obrar el extraño milagro de ser investido presidente gracias a los votos del partido más comprometido con la Constitución democrática vigente (el suyo, aunque ahora habría que hablar más bien de ex partido) y al apoyo de los partidos más enemigos de la Constitución. Los que votaron en contra o la boicotearon, como el PNV, ERC y BNG, y los herederos de otros que ya no existen o se han disfrazado, como Podemos (sucesores de los partiditos antisistema a la izquierda, presuntamente, del PCE) y Bildu (la cara amable de una banda de asesinos blanqueada por pura conveniencia).
Que Sánchez mantendrá su colchón en la Moncloa -y ahora durmiendo bien, oigan- gracias a esta gente anticonstitucional no es una suposición, sino un hecho objetivo. Alguno dirá que estos partidos pueden cambiar. ¡Pero es que ellos confirman cada día que no van a cambiar! ¿Acaso ERC y PNV dejarán de ser independentistas? Ni se les ha pasado por la cabeza. ¿Es que Podemos, el más travestido, ya no es republicano y ya no quiere hacer saltar el candado de 1978?
Sánchez seguirá gracias a ellos y gracias a lo que les ha dado a ellos. Mañana, más.
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