HAY un locutor de radio muy famoso al que denominan Nostrapacus por su curiosa habilidad para que cuando hace una predicción en el partido que está radiando ocurra precisamente lo contrario. Hay presidentes a los que también les convendría tener un bozal. El presidente del Sevilla, José María del Nido, dijo la pasada semana que se iban a acostar el sábado en Champions después de jugar contra el Deportivo vaticinando una derrota del Atlético y que a partir de ahí ya nadie los iba a parar. Tres días después están a cinco puntos de la Liga de Campeones y fuera ya de esta competición tras caer frente a los turcos del Fenerbahce. Más vale que se esté callado.

A Ramón Calderón le entraron los sueños de grandeza de su predecesor Florentino y antes de empezar la temporada echó a Fabio Capello para alcanzar la excelencia con Bernd Schuster. En Liga no va mal la cosa, pero de la Copa del Rey y de la Liga de Campeones, tararí que te vi.

Laporta se hinchó de decir a los cuatro vientos en catalán que había conseguido reunir a los cuatro fantásticos, cuatro cracks mundiales que resumido resulta que Ronaldinho está fuera de forma y casi toda la temporada en el banquillo; Eto'o se lesionó a principios del ejercicio y después se fue a la Copa de África, por lo que sus partidos este año son contados; Henry ya no es el mismo que el del Arsenal y Messi, que aguantaba el tipo, se estrella una vez tras otra en las lesiones musculares.

Manuel Ruiz de Lopera, señorito dueño del Betis, manifestó que nunca se había gastado tanto dinero en fichajes y, ¿qué ha ocurrido después? Simplemente, que el equipo coquetea con el descenso desde principios de temporada.

Arturo Baldasano quería hacer del Cádiz un equipo grande y lo único grande que vio fue la puerta que cogió cuando empezaron a torcerse las cosas. Nostrapacus no se sienta sólo delante de un micrófono sino también en las poltronas de los clubes.