El pasado viernes, Madrid, pudo al fin descubrir los versos con acento jerezano del poeta Rafael Benítez, quien cruzó Despeñaperros para presentar en la capital de España su antología poética titulada “La Propiedad Privada”, obra, en la que se hace un recorrido a la biografía de su autor a través de una selección de su -hasta este momento celosamente privada- producción lírica de las últimas tres décadas.

El acto tuvo lugar en un entorno inmejorable para una mañana de viernes de final de verano: la “Guarida de Cervantes”, teatro al aire libre ubicado en el entorno del Palacio de Cristal, punto de encuentro de la cultura madrileña.

Acompañando al poeta y, encargándose de su presentación, estuvo el reconocido maestro de ceremonias y presidente de la asociación andaluza, con sede en Madrid, de los “Jerezanos de la Diáspora”, Michi Primo de Rivera, quien, ejerciendo su doble condición, se ocupó no sólo de dirigir el acto con sus consabidas profesionalidad y toque personal, sino que, además, no desaprovechó la ocasión de apoyar a un jerezano en la capital, una de las misiones que con más ahínco defiende la asociación que dirige.

Tras su presentación en la guarida cervantina, Rafael Benítez, quien estuvo acompañado ese día de un nutrido grupo de familiares, amigos y jerezanos en Madrid, dio voz a varios de los poemas de su libro, así como a alguno que otro inédito que no pudo evitar dedicar a sus hermanas, Pilar y Almudena, presentes en el acto.

Al igual que lo es su obra, Benítez, es un autor honesto quien provoca en el lector una empatía inmediata al conjugar con acierto poético los sentimientos humanos, tantas veces contradictorios, pero aun así inevitables, como son la melancolía y el optimismo. Dualidad especialmente marcada en el jerezano de finales del siglo XX y principios del XXI.

En “La Propiedad Privada” son variadas y certeras las reflexiones que sobre el paso del tiempo y lo que se va para no volver expone Benítez, haciendo hincapié en aquellos sueños de la juventud que no se cumplirán: “jamás seré torero ni portada del Marca”, dice naturalmente el poeta. Verso simple, pero revelador.

En la presentación de su obra tampoco faltaron las referencias humorísticas con las que Benítez cierra su antología. Sus famosos “epitafios”, dignos versos para la eternidad que, dedica a sus conocidos y a otros de los que prefiere no delatar su identidad; son un divertido y elocuente ejemplo de la brillantez y libertad del poeta quien, por reírse, lo hace hasta de su muerte y de la de sus camaradas más cercanos.

Al finalizar el acto, los presentes pudieron adquirir sus ejemplares de “La Propiedad Privada” – ya por fin compartida- dedicados por el propio Benítez; y disfrutar de un rato de coloquio y brindis por gentileza del empresario jerezano Manuel Cobos, de “Cobos Catering”, quien quiso apoyar a su amigo poeta en ese día tan especial, no sólo para él, sino también para esta sección, que espera volver este nuevo curso con, al menos, una pequeña parte de la privada inspiración de nuestro paisano escritor.