Francisco Bejarano /

Reñir para que no riñan

HABLANDO EN EL DESIERTO

14 de mayo 2011 - 01:00

ES una táctica, tan torpe como antigua, que sólo practican los muy jóvenes o los simples e inmaduros de cualquier edad. Es muy elemental: cuando hemos hecho algo por lo que sabemos que nos van a reñir, llegamos riñendo al autorizado para reñirnos con algún pretexto tonto. No suele colar porque quien podría llamarnos la atención es superior a nosotros en edad, saber y gobierno y ha sido cocinero antes que fraile. A quien no tiene autoridad para reñirnos basta con hacérselo saber. La campaña electoral, que nos está dando tanta información curiosa sobre los comportamientos humanos elementales, ha entrado en etapa de regañina de la izquierda a la derecha con petición de castigo. No se entiende bien, pues quienes gobiernan en España dicen ser de izquierdas, mientras que la derecha es sólo aspirante al poder. Es verdad que gobierna algunas regiones y la izquierda no puede gritar todavía aquello tan bonito de 'todo el poder para los sóviets', pero es bien sabido que los votantes de regiones y municipios se mueven por otros resortes y no tienen poder para dar leyes nacionales.

Otra manera de reñir socialista para que no le riñan es fomentar el miedo a la derecha para que nos olvidemos de los temores que nos ha despertado la izquierda. Aunque con la política debemos tener siempre reservas, hoy la derecha parlamentaria española es mucho menos de temer que una presunta izquierda que facilita la legalización de una partida, más que partido, de bandoleros, y les gustaría prohibir las asociaciones de víctimas del terrorismo y los partidos que las apoyan. A la derecha del socialismo radical no hay salvación, ni siquiera dentro del partido socialista. Es una pena que no tengamos colonias ideales, como las islas Marquesas, para desterrar a los díscolos, porque es intolerable que en una democracia haya pensamiento conservador y gane, además, unas elecciones. Este inconveniente lo solucionó el PRI mejicano (Partido Revolucionario Institucional), estaba resuelto en la URSS y aún lo está en Cuba: triunfo asegurado para la izquierda reaccionaria.

La derecha española, aparte de franquista y ávida de riquezas, es, dicen, provocadora. El recurso es también viejo y se ha tomado del ambiente universitario de 1930: dar vivas al rey era provocación contestada con violencia y reprimida por la policía; dar vivas a la república era la expresión libre del pueblo soberano y no debía reprimirse de ninguna manera, por tanto era legítimo reventar los actos monárquicos y agredir a sus representantes. Todo lo que nos asombre de la actual campaña electoral está en los libros de Historia. Nada es nuevo. En todas las épocas la perversión disfrazada ha tenido acceso al poder; el que lo tenga la incultura, la simpleza y la estupidez parece ser lo novedoso.

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