Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Kiko Rivera, la zambomba de Plaza Rivero, las comidas de ‘El Molino’ y los borrachuelos de las hermanas García López
L A benemérita organización Greenpeace, la única elegante y aristocrática entre las dedicadas a proteger la Tierra de la acción humana, de la voluntad divina, de las leyes físicas cósmicas conocidas y hasta del balanceo del planeta y la precesión de los equinoccios, pide firmas para proclamar al Polo Norte santuario global. Ya lleva recogidas ocho millones, que no son muchas teniendo en cuenta la población terrestre. Los escasos habitantes de Groenlandia y de todos los territorios helados del hemisferio norte no han querido agregarse, pues esperan del calentamiento global un futuro menos penoso. En la Antártida no vive nadie permanentemente, solo los científicos y empleados de las estaciones de observación pasan temporada y tampoco han firmado para proteger un trabajo encomiable. No creo que quien esto escribe firme para hacer santuario a la imagen de la desolación, de una gran belleza sin duda, pero en los libros caros de fotos, en los documentales y, cómo no, en National Geographic, que tantos momentos de desánimo nos salva. No firmaré. ¿Quién soy yo para enfrentarme a los calentamientos o las glaciaciones? La humanidad buscará la forma de adaptarse cuando llegue el momento, como ha hecho siempre, lentamente. Ya se dan leyes, normas y recomendaciones en ese sentido.
Las zonas polares han sido muy socorridas para encandilar a la gente sencilla. No recuerdo el nombre del que elaboró la leyenda de una tierra hueca, ¿Velikovski?, con un sol central y habitantes enanos de origen extraterrestre que en ocasiones salían al exterior por el polo norte, no sabemos para qué. Los grafómanos escritores de aventuras inverosímiles y que mucha gente daba por buenas, las ponían en Septentrión, un norte lejanísimo e impreciso que las hacía parecer verdaderas. Los hiperbóreos eran los habitantes de más allá de donde nace Bóreas, la personificación del viento del norte, lugar más impreciso aún que septentrión. Para explicar el magnetismo terrestre alguien supuso que existía una gran montaña de imán. ¿Dónde?: en el polo norte. Nadie había ido hasta allí todavía para asegurarlo. Calentamientos y glaciaciones han habido en la tierra desde que se formó, miles de millones de años antes de que apareciéramos nosotros y muchos milenios antes de la revolución industrial. Al calentamiento global, que aún no se sabe con certeza si es verdad o nos enfriamos, lo han estropeado para los escépticos al darle ideología. El título honorífico de Santuario Global está bien, pero la ideología nos hace dudar de todo aquello que debería quedar en las exclusivas manos de los científicos.
También te puede interesar
Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Kiko Rivera, la zambomba de Plaza Rivero, las comidas de ‘El Molino’ y los borrachuelos de las hermanas García López
Tierra de nadie
Alberto Nuñez Seoane
Tolerancia
La ciudad y los días
Carlos Colón
La camarera, el estanquero y la Navidad
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
Lo último