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Tribuna libre

evaristo Babé

"Stay hungry. Stay foolish"

CON estas precisas palabras terminaba Steve Jobs su discurso, el día 12 de junio de 2005, en la ceremonia de graduación de estudiantes en la Universidad de Stanford (EEUU). Diez años después, -¡diez años ya!- me parece una magnífica oportunidad traerlas a colación no solo en recuerdo del fallecido fundador de Apple -sin duda uno de los personajes más importantes del siglo XX y de quien me confieso ser un rendido admirador- sino también por la lucidez y vigencia de las mismas.

No cabe duda de que terminar un discurso de graduación en una universidad con más de cien años de historia diciéndoles a los alumnos que "permanezcan hambrientos" y que "permanezcan locos", es cuando menos llamativo. Pero así era el gran genio que fue Steve Jobs: clarividente y provocador.

He escuchado muchas veces, en YouTube, su discurso en dicha ocasión e invito a quien no lo haya hecho a que lo haga. Es una magnífica conferencia muy bien estructurada en tres partes, que contiene numerosas reflexiones y experiencias personales enormemente valiosas y de gran interés no solo para aquellos que, como los estudiantes que aquel día se graduaron, están a punto de salir a descubrir el mundo sino para todos los que ya hace años llevamos tiempo andando por él. Porque ésta es la cuestión: mantener siempre viva la ambición de saber más, de descubrir más, de hacer más… De estar y sentirse, en definitiva, vivo.

Ha sido mil veces contada la forma en que Steve Jobs, desde el garaje de la casa de sus padres adoptivos, comenzó sin recursos lo que luego ha acabado siendo la empresa con la mayor capitalización bursátil del mundo: Apple. El pasado mes de febrero, los principales medios económicos recogían la noticia de que Apple era la primera empresa del mundo que superaba los 700.000 millones de dólares en capitalización bursátil. En otras palabras, la más valiosa del mundo.

No solo merece la pena destacar este espectacular incremento de valor en tan corto espacio de tiempo sino sobre todo que el mismo no fue fruto del azar y de la suerte sino el resultado del trabajo y del éxito -y de los fracasos- de miles de personas lideradas por un visionario que llegó incluso a ser despedido de la propia empresa que él había fundado. ¿Qué es lo que le hizo a Steve Jobs luchar para desarrollar sus proyectos y superar tantos problemas y dificultades como las que tuvo que superar mientras vivió? Pues, en sus propias palabras, precisamente esas dos cualidades, esas dos formas de estar en la vida, que, coincido con él, son fundamentales para el éxito: "stay hungry" y "stay foolish".

La gran mayoría de los tan injustamente denostados empresarios de nuestro país -grandes, medianos y pequeños- lo saben y se lo aplican todos los días. De los empresarios, y conviene recordarlo una y otra vez pues algunas personas no se han enterado aún, depende la creación de empleo y de riqueza. Sin empresarios y emprendedores no hay creación de empleo que valga sino tan solo palabrería, demagogia, engaño y manipulación que, parece ser, es lo que muchas personas han comprado alegremente - o indignadamente- en estas últimas elecciones. Empresarios no son solo el gran Amancio Ortega o lo fue Steve Jobs, sino que lo son quienes tienen un bar, una bodega, un taller, una tienda... o una app de utilidad. Empresarios son quienes tienen que ingeniárselas todos los días para ser diferentes y hacer, aquello a lo que se dedican, mejor y más barato que sus competidores. En estos tiempos de supuesto cambio, conviene no hacer tabla rasa de todo y recordar, una vez más, que son los "hambrientos y locos" empresarios, que se juegan su patrimonio todos los días, los únicos capaces de generar de verdad empleo y riqueza en esta sociedad…

Tengo un amigo con larga y valiosa experiencia a sus espaldas que, para referirse a aquellas personas que no tienen el coraje necesario en sus empresas para hacer aquello que debieran hacer y prefieren vivir de las rentas, utiliza una expresión que, siempre que la utiliza, me llama la atención: "Tiene los ojos llenos de pan". Es una expresión, curiosa, que yo no he oído nunca a otras personas y que es obvio coincide con la primera de las características que Steve Jobs considera debe reunir quien se quiere enfrentar a la vida con personalidad y no dejándose llevar por las circunstancias más o menos complicadas a las que todos tenemos que enfrentarnos: "tener hambre". En otras palabras, tener ambición, no conformarse nunca con lo que se ha logrado, luchar para conseguir nuevos objetivos, no tirar la toalla ante los fracasos y las dificultades… En definitiva, tener "hambre" (en sentido figurado, claro está).

A esta primera cualidad o característica, añadió Steve Jobs una segunda que también me parece fundamental: "stay foolish", estar -diríamos en español- un poco loco. Y es que es verdad. Siendo demasiado cuerdo no se cambian las cosas, no se descubre nada nuevo, no se innova, no se vive en realidad la vida… En su discurso comentó Jobs algunos de los traspiés dados en su vida y se refirió, en un momento dado, a las consecuencias que para él se derivaron de su despido de Apple, que tanto dolor le había producido: "No me di cuenta entonces, pero resultó que el hecho de haber sido despedido de Apple fue lo mejor que me pudo haber pasado. El peso del éxito fue reemplazado por la oportunidad de convertirme en un principiante una vez más, con menor certidumbre acerca de todo. Me dio rienda suelta para ingresar en uno de los períodos más creativos de mi vida". Y volvió a empezar. Y fundó Pixar y otras muchas empresas. Y volvió a Apple… ¡Hay que estar algo loco, sí!

Esa es a cuestión, el mensaje que con esa recomendación de "stay foolish" estaba dando Steve Jobs para animar a quienes le oían a vivir con intensidad, a descubrir cosas nuevas, a no estar simplemente posados en las ramas del árbol de la vida viendo pasar los acontecimientos por delante... Se trata de destacar la importancia de vivir con un cierto grado de locura para adentrarse por senderos desconocidos, descubrir nuevas posibilidades y oportunidades, superar las dificultades y caídas e ilusionarse ante todo lo bueno nuevo que está por venir.

Está claro que lo anterior es más fácil decirlo -o escribirlo- que llevarlo a cabo pero, en este décimo aniversario desde que fueron pronunciadas dichas palabras, me parece una magnífica oportunidad recordarlas y destacar que nada valioso en la vida es gratis y nos viene regalado sino que vivir con intensidad requiere "estar hambriento" y "estar loco"… En sentido figurado, claro está.

"Stay hungry. Stay foolish". Lo suscribo plenamente.

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