La columna

Luisa Fernanda Cuéllar

Thanksgiving day

15 de noviembre 2013 - 01:00

NO comprendo por qué la sociedad se siente seducida por ciertas costumbres extranjeras y las adopta sin más. Me refiero al Halloween, celebración que no tiene nada que ver con nuestras tradiciones y en donde hay que soportar a niños con disfraces de muy mal gusto llamando a la puerta para pedir golosinas. Nosotros tenemos unas tradiciones que no les piden nada a las de otros países. Menos a estas costumbres anglosajonas que dejan mucho que desear. Pero ya puestos a imitar, por lo menos habría que analizar un poco lo que se importa. Por ejemplo, el próximo veintiocho de noviembre se celebra en los Estados Unidos el thanksgiving day o día de acción de gracias. Esta costumbre tiene por lo menos un motivo noble: el agradecimiento. Ese día, las familias se reúnen a cenar y se agradece lo que se ha recibido durante el año. El origen de esta celebración se remonta al año mil seiscientos veinte, cuando los llamados pilgrim fathers cruzaron el Atlántico y llegaron a Plymouth, en el actual estado de Massachusetts, a bordo del barco Mayflower. Ese invierno murieron aproximadamente la mitad de ellos. Pero una vez pasado el frío, con la ayuda de los nativos, pudieron cultivar la tierra y obtuvieron una buena cosecha, de manera que en mil seiscientos veintiuno, se reunieron para agradecer a Dios por la bonanza y lo convirtieron en una costumbre.

En mil ochocientos sesenta y tres, Abraham Lincoln proclamó el último jueves de noviembre como día de acción de gracias y en mil novecientos cuarenta y uno, Franklin D. Roosevelt estableció como día feriado para el mismo propósito el cuarto jueves de noviembre.

Es necesario agradecer lo que tenemos. Aunque no se tenga lo que se desea tener o lo que se tuvo. Es necesario agradecer por la vida, por la cercanía de los seres queridos, por el amor que se recibe. Y sí, por qué no, hasta por los sueños no cumplidos.

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