Tire y empuje

A un chiste, para que me haga gracia, le pido que me ponga serio, muy serio y que me haga filosofar

Por mi cumpleaños, me han regalado un micrófono de esos de Google a los que uno le puede preguntar cosas. Estoy muy contento con el regalo, por el detalle, aunque su utilidad es discutible. Sirve para preguntarle el tiempo, pero ya podía asomarme a la ventana. Y también, ay, Dios mío, le puedes pedir que te cuente un chiste. Mi estado de Whatsapp suplica: "Prefiero que no me mandéis chistes", así que imaginad la gracia que me hace la cosa.

A mis hijos se la hace. Los tengo toda la santa tarde en mi despacho gritando a pleno pulmón: "Ok, Google. Cuéntame un chiste". Es para morirse. No necesariamente de risa. El único consuelo es que les ha contado un chiste que me ha servido para ponerme serio y filosofar. Decía así: "Hijo mío, te voy a enseñar dos palabras que te abrirán muchas puertas en la vida: 'Tire' y 'Empuje'". Me ha encantado. Por varios motivos.

El padre del chiste es bastante clásico. Imparte su sabiduría, habla con solemnidad a su hijo y asume la suprema misión de prepararlo para la vida. Bien. Yo, que intento ser heteropartiarcal en la medida en que me lo permitan mi mujer y los niños, he visto un modelo. Me he sentido menos solo.

Además, el padre no les dice a las criaturas que se afilien a un partido, finjan una enfermedad para hacerse con una paguita o monten una oenegé. No, qué va. Que tiren y que empujen, nada menos, que son dos acciones firmes, voluntarias, enérgicas y neoliberales.

Y lo que más me gusta es que sean dos acciones, dos, ni empujar siempre, que es lo que hacen algunos, ni echárselo todo para dentro. Hay que saber hacer ambas cosas. Ser capaz de avanzar como un jabato, llevándose la puerta por delante; y también dar ese pequeño paso atrás con tu peso levemente de espaldas, de cuando tiramos, para salir después, haciendo un leve movimiento lateral. Exigir, unas veces; conceder, otras. Hay caracteres más de empujar y otros más de tirar, pero cada puerta tiene sus manías o sus bisagras.

Lo difícil es acertar a la primera. Resulta muy chocante (hasta literalmente, en algún caso) confundirse de acción y, además, se pierde mucho el ritmo. Supongo que los que somos más de tirar, nos confundimos cuando hay que empujar y viceversa, pero eso no lo tengo aún estudiado, que oí el chiste ayer. Lo que no sabe el dichoso "Ok Google" es que, gracias al chiste, no voy a tirarlo. Empujaré a ver si así le saco más partido. Mañana, me dice, hará frío.

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