'To be continued'

Sánchez quiere destituir a Montero, pero Pablo Iglesias utilizaría el caso para hacerle una insoportable campaña

Esta semana ha tenido los días más llenos de noticias animadas que los expositores de un mercadillo a plena mañana de jueves. Mira que son variados y entretenidos, pues igual le ha pasado al Gobierno de Sánchez, que ha estado cada día de compra, venta, ofertas de leyes, reforma de decretos leyes, peticiones de dimisiones, reprobaciones al ministro Marlaska diluido entre tanto jaleo, amenazas de ruptura, catarros que dejan escocida la base de las narices, pezones al relieve como una nueva reivindicación femenina, debates contra la cirugía estética de Madonna que protesta porque se inunden las redes por su nueva cara en vez de por sus reivindicaciones feministas…

También ha habido discusiones desde que el diseñador, vedette y empresario Eduardo Navarrete confesó en El Hormiguero que se había operado todo su cuerpo. Se desató la censura social acusándole de dar mal ejemplo a la juventud para que en vez de ir al gimnasio se le invitara a solucionar sus problemas físicos en el quirófano.

La semana va a terminar con premio. Con el de los Goya y no los Oscar como Alberto Núñez Feijóo en un alarde de recuperar el espacio que a la derecha se le impide ocupar en la ilustre gala anunció con orgullo que se iban a entregar en Sevilla. El nivel y número de lapsus delata un posible desinterés y actuación por querer quedar bien.

Sánchez, que no quiere ni a su perro, estaba deseando tener una cita en Bruselas para huir de su país, donde no se le quiere y se está yendo todo su proyecto por el abismo del Congreso. Utiliza a sus ministros para sus personalísimos objetivos, pero Irene Montero se le ha plantado y además de decirle que es un cobarde por no afrontar la crisis de la ley que según alguna publicación ha rebajado la condena a casi 900 violadores, Montero dice que no se va. Y empieza el pulso de una ministra que amenazaba esta semana a un periodista diciéndole que no la tocara cuando éste caminaba a su lado esperando respuesta a la pregunta de si iba a reformar la desastrosa ley.

Sánchez puede destituir a Montero, tiene los presupuestos aprobados. Pero Pablo Iglesias utilizaría el caso para hacerle una insoportable campaña. Solo se relaja huyendo fuera de su país, desde donde acusa de sus errores a otros como la ministra Llop que, interpretamos, dimitirá, o no, como Montero, Belarra, Iceta por el bono cultural de los toros o Marlaska… To be continued.

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