Dicen que empieza a ser difícil encontrar camareros, supongo que será en otras zonas de España, no en Andalucía. Si faltan camareros será porque es de los oficios más sacrificados y peor pagados, contratos de media jornada con horarios de 12 horas y a callar porque hay gente dispuesta. Se podría decir lo que le dijo Joe Biden a los empresarios americanos: pagadles más. Si los salarios de los camareros fueran buenos y los empresarios de hostelería respetasen el convenio estoy seguro de que no habría problemas, no se iría ningún chaval a la construcción o se buscaría otra actividad. Porque las terrazas están llenas, al menos las de Cádiz que son las que yo veo. Desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche de manera ininterrumpida, con un breve receso a la hora de la siesta, por lo que se constata que la hostelería gana dinero. Apenas se ven guiris por las calles, pero al menos la Costa de Cádiz está invadida de madrileños a la búsqueda de la playa. A mí me agrada ver la ciudad llena de turistas, aunque sea difícil encontrar una mesa o se oiga constantemente el ruido de las ruedas de las maletas, aunque hayan subido los precios de la consumición y aumenten los gastrobares. Esta avalancha supone empleo, aunque sea precario, por eso me dejan estupefacto los que hacen campaña contra el turismo mientras ellos viven al calor del hogar paterno. Hacen pintadas por las calles y chillan en las redes sociales a la vez que buscan un billete de avión low cost y un apartamento Airbnb . Es cierto, vivir solo del turismo es un atraso, lo ideal sería vivir como en Silicon Valley, de la innovación y el emprendimiento, que no se cerrasen las industrias, que hubiera una agricultura de primor con respeto del medio ambiente, que las energías renovables fueran la base del sistema, que los empleos fueran de calidad. Pero mientras llega esa arcadia feliz, está bien que haya turismo; al fin y al cabo, todos somos turistas, todos viajamos. Los apartamentos turísticos están regulados en Andalucía, conviene no olvidarlo. Puede que en algún barrio de Málaga, Madrid o Barcelona haya que implantar una moratoria, pero por ahora el turismo es necesario, aunque los niños de papá de Calle Viva, antiguos liberados de Podemos, hagan campañas en contra, por mucho que el camarada Visedo fabrique datos a la medida de las necesidades de quien le paga con dinero público. Un sector de la izquierda española actúa movido por el odio y la envidia, no busca el interés general ni tiene conciencia de clase. Prueba de ello es que no se ha visto a ninguno protestar por las condiciones laborales de los camareros o las kellys, la esclavitud del siglo XXI. Una pintada, un tuit y acto seguido viajar a costa de papá.

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