Tierra de nadie

Alberto Núñez Seoane

Ucrania debe parar la guerra

Es lo que pienso. La situación, de la que no es responsable en absoluto, en la que se encuentra, no le deja otra opción razonable que la de deponer las armas.

Putin, único culpable del desastre que ese está viviendo en Ucrania, no va a perder la guerra que provocó. Rusia cuenta con el tercer mayor ejército del planeta. El déspota ruso ha enviado 200.000 soldados a la guerra, miles de tanques, cientos de aviones y ha lanzado miles de bombas; si no son suficientes, mandará otros 200.000 soldados, luego, otros 200.000 más, y otros 10.000 tanques, y luego 10.000 más, y más aviones y seguirá bombardeando con cohetes, misiles y lo que “haga falta”. Si estuviésemos hablando de un “señor de la guerra” de Somalia, sus potenciales serían limitados, pero hablamos de Putin: una mente enloquecida que no atiende más que a sus “razones”, un megalómano que posee, además de lo dicho, armas químicas, biológicas y… nucleares, armas que, muy posiblemente, no dudará en utilizar si su mente enferma decide que le hacen falta. Una cosa está muy clara: no va a perder la guerra. Su demencia es tal que lo creo muy capaz de llevarse por delante nuestro mundo antes de permitirnos ver su derrota. Es lo que tenemos.

Cada día mueren personas inocentes, cada día se apagan vidas y se destrozan, para siempre, las de aquellos que querían a los que murieron, esto no va a terminar hasta que el criminal del Kremlin consiga su propósito. Estamos viendo que carece, por completo, de escrúpulos: le da igual matar a niños, ancianos, mujeres embarazadas, enfermos... destroza hospitales, refugios, casas, escuelas, barrios residenciales enteros... No va a parar, hay que asumirlo, y si hay alguna opción para detener este infierno, sin duda hay que decidirse por ella.

Sanciones a la Rusia de Putin: cuantas más, y más duras sean, mejor; ayuda humanitaria: toda la que se pueda, y más; acogida a los refugiados: sin límites ni restricciones, con todo el cariño, la seguridad y las garantías de suficiencia, duración y efectividad; pero hay que detener la masacre que están sufriendo los ucranianos, y sólo hay un modo: firmar un armisticio.

Tiempo habrá para enmendar, en lo posible, los daños materiales causados, las vidas perdidas no se compensarán jamás; para restablecer las fronteras cedidas por brutal imposición; para delimitar responsabilidades, perseguir y juzgar a los asesinos; para poner en su sitio a quien causó tanto dolor, tanta sangre y tanta muerte; pero, ahora, hay que parar esta tragedia.

Ucrania no tiene nada que demostrar al mundo, ya lo ha hecho, lo sigue haciendo. Su heroica resistencia quedará escrita, para siempre, en los libros de Historia. Todos somos testigos del coraje, la valentía y la insuperable dignidad de un pueblo luchador, capaz de sobreponerse a lo peor, aguerrido, con una incomparable capacidad de sufrir, unido ante la devastación, sabiendo superar lo insuperable… pero hay que poner fin cuanto antes a lo que está destinado para un final mucho más horroroso de lo que hasta ahora han padecido.

Si Zelenski no capitula ahora, lo único que va a conseguir, con cada día de más que dure la guerra, es convertir a Ucrania en un cementerio de dimensiones bíblicas. Él no puede hacer más de lo que ha hecho, no se le puede exigir mayor fortaleza ni determinación ni valía humana, pero las cosas son las que son y la situación, presente y por venir, no es otra que la que es: no puede ganar la guerra a la que Putin le condenó, pero si puede evitar que sus muertos -valga la barbaridad, porque una vida de menos es mucho de más- sean mil en lugar de diez mil o de cincuenta mil o de cien mil... La vida de las personas es lo que, antes que cualquier otra cosa, importa; siempre que haya una posibilidad razonable para impedir que se pierda una sola más, hay que decidirse por ella; en mi opinión, existe esa alternativa y no veo argumento con peso suficiente para no optar por ella. Nada me gustaría más que equivocarme.

Ucrania no puede sostener una situación que la va a conducir a un holocausto inimaginable, no puede mantener una lucha imposible, no tiene capacidad para derrotar al ejército ruso. La muerte me más personas no va a cambiar esto: Ucrania debe parar la guerra.

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