El amor que salva al mundo

Estamos acabando el mes de junio, el mes del Sagrado Corazón de Jesús, dedicado a honrar al Señor, a reconocer su grandeza, su entrega generosa, pues es el amor que salva al mundo.

La última encíclica del papa Francisco, Dilexit Nos, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, ilumina el magisterio de este papa. Comienza recordando la importancia del corazón y la desvalorización del hombre, para proponer la solución: el amor verdadero, que viene del Corazón de Jesús.

En este mundo complicado, donde la exaltación orgullosa del egoísmo produce tanto daño y frustración, el Corazón de Jesús es un faro de luz que propone el amor, la misericordia y la reconciliación para la sanación de las heridas interiores. Todos estamos necesitados de perdón y solo Dios perdona siempre. Porque la naturaleza no perdona nunca, y el hombre perdona a veces. Por eso es tan importante aceptar la naturaleza y elevar la mirada hacia Dios. Así seremos felices.

Hablar del Corazón de Jesús es hablar de Jesucristo vivo. Las revelaciones del Corazón de Jesús se han producido ante la Eucaristía, en adoración, tanto en el caso de santa Margarita María de Alacoque, religiosa salesa de Paray le Monial, cuyo 350 aniversario celebramos este Año Santo 2025, como en el caso del beato Bernardo Francisco de Hoyos, jesuita de Valladolid, que recibió la Gran Promesa: “Reinaré en España y con más veneración que en otras partes”. Gran Promesa que sucedió en 1733 y que se comprueba con la extraordinaria difusión del culto al Corazón de Cristo en España, Hispanoamérica y Filipinas.

Jerez de la Frontera es un ejemplo clarísimo de la devoción al Corazón de Jesús, con las numerosas imágenes monumentales en lugares exteriores, además de las que se veneran en el interior de templos, conventos y casas, y el nombre del Sagrado Corazón en tantas realidades asistenciales y educativas. Por eso, no extraña que monseñor Rico Pavés, en el año 2022, centenario de la consagración de la ciudad, se refiriera a esta como “Jerez del Sagrado Corazón”.

Magnífica oportunidad este mes de junio para vivir unidos a Jesucristo, el amor que salva al mundo, consagrándonos al Corazón de Jesús. Se trata de corresponder a su amor; supone transformarnos, de modo que nuestras acciones exteriores reflejen el amor de Dios. La consagración cambia a las personas, a las familias y a las sociedades. Muchas personas están experimentando esa transformación que produce la presencia de Jesús en el centro de la vida personal y familiar.