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Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

El año de Inés

La jerezana Inés Arrimadas es, por méritos propios, el personaje político del año que hoy termina. Su figura es el perfecto resumen de un 2017 en el que Cataluña ha sido el eje casi hegemónico de la política en todo el país, pues el conflicto independentista se ha colado en todas las conversaciones del día a día de todos los españoles. Porque Arrimadas representa esa España plural, mestiza y abierta que este año, por fin, se levantó contra la locura secesionista que viene chantajeando desde la ilegalidad a todo un país que ahora -esperemos no sea demasiado tarde- parece haber despertado. Enfrente, uno de los personajes más nefastos y oscuros que ha dado la política en la Historia de España, Puigdemont, cobarde pero con un poder casi omnímodo, al que ha derrotado en las urnas. Sí, Arrimadas ha ganado con todo en contra, también los aparatos de otras multinacionales como son PP y PSOE, y es posible que no gobierne. No será la primera vez que un partido gana unas elecciones pero no gobierna. Hay ejemplos a todos los niveles.

Inés pasa el fin de año en su ciudad natal, junto a su familia y amigos, sin dejar de olvidar que ahora todas las miradas están puestas en ella, no sólo desde Cataluña. Habla claro y con firmeza, su lenguaje es bien diferente al del político sin formación, al del que sólo usa tópicos de manual como muchos jugadores de fútbol o al del que utiliza la demagogia diciendo lo que todos quieren oír. Por eso ha ganado en las condiciones más difíciles y en el terreno más hostil, ese en el que la propaganda oficial independentista campa a sus anchas y donde los niños, desde corta edad, son adoctrinados sin pudor en el odio al que piensa diferente.

Nadie le ha regalado nada. Su discurso del 10 de octubre le abrió las puertas de esa victoria el 21-D pero detrás hay muchos años de trabajo, soportando la presión y llevando un mensaje que ni populares ni socialistas han sabido vender a los electores catalanes. No es extraño, por ello, que haya quienes proyecten su figura mucho más allá de Cataluña. Su triunfo ha dado alas a Ciudadanos y a Albert Rivera. Ella está totalmente centrada en este momento en su tierra de adopción, donde por fortuna hay cientos de miles de personas que no miran ni el DNI ni el ADN de los políticos que se presentan a unas elecciones.

En clave local, queda la incógnita de saber si su resultado en Cataluña y el crecimiento de su figura servirá para que su partido mejore sus cifras en Jerez en las municipales de 2019, se supone que a costa de PSOE y PP. Por lo pronto, ha demostrado que no existen imposibles y que el mundo no se divide entre buenos y malos, rojos y azules. Esa moderación centrista la lleva en la sangre, pues su padre Rufino fue concejal en el Jerez de la Transición con la Unión de Centro Democrático (UCD) de Juan Carlos Corchado, ex alcalde tristemente desaparecido este viernes. Aquel Jerez en el que eran necesarios acuerdos entre todas las fuerzas políticas para gobernar y sacar a la ciudad adelante. Un tiempo que necesitamos que vuelva. Feliz año.

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