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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El atril como manchado mostrador

Rufián humilla a Sánchez: se puede hacer de chulo de patio del colegio hasta que llega otro más chulo

Sánchez sacó pecho frente al PP acusando a Feijóo de sumarse “al club de Trump, Orbán, Le Pen y Abascal” –cuando son él y su partido quienes han recurrido al tumpista recurso del lawfare en el documento conjunto del PSOE y Junts– y anunciando que hay que frenar a la ultraderecha reaccionaria “erigiendo un muro de democracia, convivencia y tolerancia”. Dado que para él es tan ultraderecha el PP como Vox resulta que tras ese muro estarán 11.217.837 españoles, es decir, los 8.160.837 que votaron al PP y los 3.057.000 que lo hicieron a Vox. Una forma singular de apostar por la democracia.

En cambio, frente a la chulería de Rufián se arrugó y se dejó humillar hasta extremos nunca vistos en sede parlamentaria. Se puede hacer de chulo de patio del colegio hasta que llega otro más chulo. En el reparto de papeles Rufián le gana interpretando con maestría el papel del chulo de sainete, de zarzuela o de película de Charlot: cuadrado, bajito, chaqueta ajustada, pecho echado hacia adelante, culo hacia atrás y apoyado en el atril como si lo estuviera ante dos copas de aguardiente sobre el manchado mostrador, le largó: “No es que no tengamos fe [en usted], es que tenemos memoria. Tenemos capacidad para obligarle a acabar con la represión hoy y quizá para votar en un referéndum mañana… Mire este hemiciclo. ¿Ve alguna alternativa a nosotros? ¿Ve a Albert Rivera? ¿A Inés Arrimadas? No, ¿verdad? No se la juegue”. Y Sánchez tragando con cara de póker. Fauces no le faltan. Para ERC fue un día de gloria porque chuleando y humillando en sede parlamentaria a quien al día siguiente sería presidente del Gobierno chuleaba y humillaba a España y a todos los españoles, votantes de Sánchez o no.

Con un tono más educado, lo cual no es difícil, pero no menos retador y humillante, Miriam Nogueras le dijo sobre la fiabilidad de su palabra: “Quiero darle un consejo que no tiene obligación de seguir. Con nosotros, no tiente la suerte porque no le servirá”; y sobre la independencia de Cataluña: “En lugar de hacer una lista de la compra, queremos hablar del supermercado entero”. Rematando con un “¡Viva Cataluña libre!”. Y Sánchez tragando. Hoy prometerá su cargo ante el Rey que todos sus socios de gobierno y apoyos –Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG– quieren facturar vía Cartagena como a su bisabuelo, enviar a Estoril como a su abuelo o a Abu Dabi como a su padre.

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